sábado, 15 de julio de 2023

José Luis Corral: Las causas del Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936

 

José Luis Corral, Jefe Nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española, ha pronunciado una conferencia en la sede nacional de este Movimiento sobre "Las causas del Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936".
Comenzó por presentar la versión de los rojos: España, tras muchos siglos de oscurantismo reaccionario y explotación capitalista, opresión religiosa y monárquica, atraso y hambre del pueblo, se libró de estos males un 14 de abril de 1931, inaugurando una República que trajo paz y libertad, el fin de los privilegios, el reconocimiento de los derechos y libertades democráticas, con mucha paz y prosperidad, cultura y apoyo del pueblo. 
Pero había unos malos muy malos, que eran los militarotes que se habían quedado sin guerras, los capitalistas que veían amenazados sus beneficios y los religiosos que se quedaban sin poder y sin un pueblo al que atemorizar con sus supersticiones. De manera que se levantaron contra el gobierno legítimo salido de las urnas, contra el pueblo y contra la República y dieron lugar a una guerra fratricida donde hubo muchos muertos por su culpa. Y como fueron apoyados por nazis y fascistas, al final el pueblo sucumbió a pesar de su heroico comportamiento y se instauró una negra dictadura de 40 años de la que por fin nos hemos librado a partir de la Constitución de 1978 y los sucesivos gobiernos, especialmente los socialistas.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Sendos ramos de 5 rosas rojas cada uno, adornaban las efigies del Generalísimo Franco y del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, los mismos que serán depositados el domingo en sus tumbas de Mingorrubio y San Isidro.
Muy por el contrario de esa versión fantástica de la rojería, lo que sucedió fue que el 14 de abril se dio un golpe de estado tras unas elecciones municipales, cuando se conocieron los primeros resultados que en las principales ciudades dieron el triunfo a los candidatos republicanos. Sin embargo, en el recuento final, los monárquicos habían ganado por amplia mayoría. Pero el Rey Alfonso XIII ya se había ido para evitar un derramamiento de sangre que no evitaría, sino que se precipitaría y consumaría. 
Antes de un mes, desde el 11 de mayo empezaron a quemarse iglesias y conventos por toda España, empezando por los jesuitas, brazo fuerte de la Iglesia. Sin que la Iglesia hubiera hecho ninguna oposición al nuevo régimen. Esos ataques serían una constante durante 5 años. Además, las órdenes religiosas fueron obligadas a dejar la enseñanza, dejando un hueco irreemplazable, que fue cubierto de manera apresurado por los llamados "maestros de la República", muchas veces sin preparación suficiente y con sesgos sectarios y antirreligiosos. Fue prohibida y expulsada la Compañía de Jesús. Se secularizaron los cementerios y se quitó el crucifijo de las aulas, además de desterrar la enseñanza religiosa. Ante las protestas de las más altas instancias religiosas, fueron expulsados de España el Cardenal Segura, Primado de Toledo, y el Nuncio de Su Santidad en España.
En las elecciones generales de 1931 la derecha apenas pudo presentarse, por lo que casi todos los que fueron elegidos eran de izquierdas. Las huelgas, ocupaciones de tierras, enfrentamientos armados, se sucedieron por todo el país. Para evitar la alarma social se cerraron periódicos y se impuso la censura previa. El descontento se generalizó y hubo una intentona militar el 10 de agosto de 1932, encabezada por el General Sanjurjo, con varios derechistas muertos, ningún izquierdista. Más tarde, en Casas Viejas, un motín anarquista es resuelto según la orden de Azaña de "tiros a la barriga". Las tensiones entre el gobierno burgués y los partidos marxistas se agudizaron y se convocaron nuevas elecciones.
En las elecciones del 33 pudieron votar las mujeres, a pesar de la oposición en las Cortes de los socialistas, que sabían que la mujer era más religiosa y conservadora, lo que dio la victoria a las derechas, que ya se habían organizado en torno a la CEDA de Gil Robles. José Antonio Primo de Rivera se presentó por una coalición de derecha monárquica y aprovechó un mitin electoral para fundar la Falange el 29 de octubre de 1933.
Las izquierdas amenazaron con hacer la Revolución si se formaba un gobierno de derechas, porque la República era de "ellos", los izquierdistas. Y así, no hubo ministros de la coalición ganadora en el nuevo gobierno. Pero cuando hubo una crisis en el 34 y entraron 3 ministros de la CEDA, tan moderados que alguno de ellos en la guerra se quedó del lado republicano, los socialistas y sus compañeros de viaje comunistas y anarquistas, declararon la  Revolución el 7 de octubre, a imagen de la Soviética realizada en 1917. Iniciada en toda España, no triunfó salvo en Cataluña efímeramente, con proclamación de la República Catalana, sofocada a cañonazos por el General Batet, y en Asturias, donde los mineros tenían dinamita más armamento llegado a San Esteban de Pravia en el vapor "Turquesa", contratado por Indalecio Prieto.
Los revolucionarios mataron curas y seminaristas, volaron la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y el Banco de España, asesinaron también al diputado tradicionalista Marcelino Oreja Elósegui en Guipúzcoa, hasta que sus desmanes fueron cortados de raíz por la Legión y los Regulares que Franco hizo llegar a Asturias. Franco estaba entonces en el Alto Estado Mayor en Madrid.
Los atentados, huelgas, ocupaciones de tierras, quema de cosechas y violencias continuaron. Incluso se voló un tren de pasajeros entre Barcelona y Valencia, con muchos muertos. En 1936 se celebraron nuevas elecciones y las izquierdas se echaron a la calle, impidiendo que votara gente, como los benedictinos de Barbastro, meses después asesinados, haciéndose con las actas, anulando las que quisieron e imponiendo su victoria por la fuerza.
El Gobierno del Frente Popular formado  a continuación no sólo sacó a todos los presos de la Revolución del 34, sino que actuó beligerantemente contra la Falange y las derechas, lo que fue denunciado varias veces en las Cortes, siendo los discursos parlamentarios los únicos que podían reflejar el estado de guerra latente en toda la nación, pues la censura impedía dar noticias de los sucesos a los periódicos y emisoras de radio.
Clausurada la sede de Falange, encarcelado José Antonio, la violencia creciente e implacable se agudizó el 13 de julio del 36, cuando milicianos socialistas que eran guardias de asalto y el capitán Condés de la Guardia Civil detuvieron en su casa ilegalmente al jefe de la oposición, José Calvo Sotelo, a quien asesinaron un par de calles más allá en el coche donde lo llevaban. Lo mismo intentaron con Gil Robles y Goicoechea, pero no estaban en su domicilio. En su decir, como represalia por el asesinato del Teniente Castillo, socialista y responsable también de varias muertes. Los autores del magnicidio no fueron encausados ni detenidos ni encarcelados. Quedaron impunes, salvo uno que fue fusilado tras la guerra.
En el mismo entierro de Calvo Sotelo, guardias de asalto y milicias marxistas dispararon contra la multitud que acudió al cementerio de la Almudena, causando 5 muertos y 30 heridos.
Por todo eso se produjo el Alzamiento del 18 de Julio de 1936. Lo que aconteció a partir de entonces fue una continuación de lo anterior, ya sin traba alguna. La primera gran matanza de la guerra fue en el patio del Cuartel de la Montaña, cuando se rindieron sus defensores y fueron asesinados allí mismo, el 20 de julio, sin juicio ni defensa. Si tuvieron juicio el General Fanjul y su hijo militar y otros militares, que fueron ejecutados, así como otros presos fueron asesinados en las cárceles o en "paseos".
El mismo 18 de julio, la aviación republicana bombardeó Melilla y otros lugares del Norte de África, entre ellos Tetuán, causando muchos muertos y heridos entre la población civil, lo que provocó el levantamiento de los marroquíes, que fueron contenidos por el Gran Visir, que se presentó a caballo y los arengó explicando que no eran aquellos españoles que estaban allí, sino los otros, los rojos, contra los que había que combatir en nombre de Alá.
Aunque luego han querido criminalizar al bando nacional por los bombardeos militares de la aviación, hay que decir que la aviación en principio era republicana y que los primeros y únicos bombardeos fueron de los republicanos, muchas veces con objetivos civiles, como el bombardeo del Pilar, donde no explotaron milagrosamente las bombas arrojadas. Aún se conservan y los actuales gobernantes, herederos directos de aquellos que cometieron tantos desmanes durante la II República y la Guerra Civil, quieren retirarlos, como todos los nombres de caídos, los nombres y distinciones de los que les vencieron en la guerra. Lo llaman Memoria Democrática, pero no es otra cosa que el ocultamiento legal y forzoso de la Verdad Histórica, de lo que realmente sucedió y que nosotros seguiremos viviendo y contando a todos. 
La conferencia puede escucharse íntegra en el Canal Ivoox del MCE. Dura 39'39"





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