Nuestra razón de ser
Acción
Juvenil Española es una agrupación de jóvenes patriotas españoles que
sienten la necesidad de defender a su Patria, que sufre una quíntuple
amenaza:
- A su UNIDAD por culpa del separatismo que amenaza regiones enteras.
- A su INTEGRIDAD por causa de la presencia británica en Gibraltar y del expansionismo marroquí que amenaza a Ceuta, Melilla, las Islas Canarias e incluso Andalucía.
- A su IDENTIDAD por la descristianización progresiva, la propagación de las sectas y la invasión masiva de gentes de otras culturas y religiones, mientras que la natalidad disminuye por el aborto y la destrucción de la familia.
- A su SOBERANÍA por la destrucción de la economía nacional y la subordinación a los poderes mundialistas como la OTAN, la CEE, etc.
- A su EXISTENCIA por la desaparición del espíritu patriótico y la obra de los enemigos seculares que odian a España por cuanto representa como ejemplo del mundo católico y cabeza de la Hispanidad.
Creemos
que estos males han sido posibles por el abandono de los principios
que nos hicieron grandes, los que conforman el ser nacional, que no son
otros que los de la CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA, que España
representa en forma eximia.
La
misión de ACCIÓN JUVENIL ESPAÑOLA es agrupar a los jóvenes patriotas
para estudiar a fondo estos principios, no sólo teóricamente, sino
desde la práctica de su defensa con todos los medios lícitos que queden
a nuestro alcance. A continuación, tratamos de dirigirnos al resto de
la juventud española para explicar nuestros postulados, que forzosamente
serán objeto de estudio y respeto por cualquier persona mínimamente
inteligente, aunque no comparta nuestros planteamientos. Así es como
esperamos alcanzar un futuro en el que nuestros ideales vuelvan a ser
una opción real de gobierno. Mientras, cada una de las victorias
parciales que consigamos, cada uno de los obstáculos que opongamos al
avance del mal, cada uno de los jóvenes que se impregnan de estos
santos propósitos, son éxitos que no desdeñamos y que nos animan a
seguir luchando en colaboración con otros patriotas que eligen otras
formas de lucha. Porque sabemos que no somos los únicos y que todos nos
necesitamos.
¡VEN CON NOSOTROS!
Únete
a nosotros para luchar por Dios y por España. No se te pide que
dediques todo tu tiempo. Sabemos que tienes que estudiar, que dependes
de tus padres, que tienes tus aficiones. Todo es compatible. Tú mismo
te marcas el compromiso, según tus posibilidades. Ven a conocer a
jóvenes patriotas como tú, en un ambiente sano. Charlas, coloquios,
conferencias, vídeos, publicaciones, casetes, acampadas y campamentos,
viajes, participación en campañas patrióticas, formación y acción,
junto a líderes experimentados.
¡¡¡ Por Dios, la Patria y la Justicia !!!
Ven con nosotros. No tienes nada que perder.
ííí ESPAÑA TE NECESITA !!!
España no ha de morir. Vivirá. Vivirá, aunque nosotros tengamos que morir.
¡¡¡ La Juventud a la Victoria !!!
Ideario
Nuestros principios fundamentales son 4:- Confesionalidad católica.-
Ello
implica no sólo conformidad con los dogmas teológicos y normas
morales de la Iglesia Católica, sino la cosmovisión católica que
afecta a las relaciones sociales, al bien común que llamamos política.
Se contienen en el Derecho Público Cristiano y en la Doctrina Social
de la Iglesia. Son los que nos importan en política, pues se refieren a
la propiedad, el trabajo, la familia, la vida, la representación, el
poder, la nación, etc. Los principios católicos, cuando son
refrendados por el Magisterio Eclesiástico, no son unas ideas más
entre tantas. Son la voz de Dios, que nos habla a través de su
Iglesia. Por tanto, no son discutibles para quien tiene Fe. Sin
embargo, su aplicación práctica permite muchas variantes opinables.
Defensa de España.-
- Tratamos de defender la existencia, unidad, grandeza y libertad de nuestra Patria, continuando la misión de nuestros antepasados, que defendemos plenamente en la medida en que se han comportado consecuentemente con estos principios, lo que incluye políticamente desde Recaredo hasta Franco, por ejemplo. Somos pues, franquistas, como defensores de toda nuestra Historia, que culmina en el hecho glorioso y transcendente de la Cruzada Nacional, donde todos nuestros principios se pusieron en práctica, en la guerra y en la paz. Hecho que nos afecta directamente porque aún viven parte de sus protagonistas, porque de sus beneficios nos gozamos todos y porque es el referente inmediato en contraste con la actual situación democrática. De igual modo, defendemos las Cruzadas, la Reconquista, la Obra de España en América, la política imperial de España y la expulsión de judíos y moriscos no conversos. Todo lo cual no significa que vayamos a reproducir miméticamente cualquier periodo pasado, cosa imposible, sino que nos inspiramos en sus mismos principios, defendiendo la empresa histórica inspirada por los mismos, a cuya continuidad aspiramos. Tal continuidad se dificulta si las "leyendas negras" que manchan nuestra Historia engañan a los españoles, por lo que necesitamos limpiar de tales mentiras la conciencia de muchos españoles, acomplejados de serlo precisamente por eso, por las mentiras. Muy por el contrario, tenemos la historia más gloriosa entre todas las naciones del orbe, no sólo por los actos bélicos, sino por la civilización erigida y las múltiples iniciativas culturales, religiosas, sociales y políticas.
- La Tradición Española.-
No
es otra cosa que el pensamiento de los españoles sobre sí mismos,
sobre el porqué de nuestras vicisitudes históricas, nuestras
costumbres, nuestras instituciones. De forma que no es una ideología,
sino la auténtica España que reflexiona sobre sí misma y reacciona
contra la agresión masónica y liberal. Este pensamiento tuvo una
dinastía monárquica que lo acaudilló. Por eso se llamó carlismo y
combatió en los campos de batalla contra el liberalismo en 3 guerras
civiles durante el siglo XIX y también en la Cruzada del 36, donde los
combatientes requetés añadieron, como muchos católicos más, el ¡VIVA
CRISTO REY! a su famoso lema "Dios, Patria, Fueros, Rey". Entre sus
pensadores más eminentes, no todos carlistas, están Vázquez de Mella,
Víctor Pradera, Nocedal, Donoso Cortés, Balmes, Aparisi Guijarro,
Menéndez Pelayo, Ramiro de Maeztu, Vegas Latapié, Elías de Tejada,
Rafael Gambra, Blas Piñar...
El Nacional-Sindicalismo.-
- Resulta ser la Tradición Española puesta al día, aplicada a los problemas del siglo XX. El binomio es inseparable, la Nación y la Justicia Social. Uno sin el otro son imposibles. Hay que engrandecer la Nación, misión de destino en lo universal, lo que no puede hacerse con españoles míseros. Y la Justicia Social, que da a cada uno lo que le corresponde y proporciona a cada español el máximo de oportunidades ligadas a su talento, no de forma individual, sino en ligazón inseparable con su familia, su trabajo, su municipio, su nación. La idea económica fundamental es hacer partícipe al trabajador de los medios de producción, como fórmula magistral para evitar la explotación y la lucha de clases. Que el taxista tenga su taxi, el campesino su tierra, el tendero su comercio, y los trabajadores sindicados su presencia en los consejos de administración de las grandes empresas, su participación en beneficios e incluso la propiedad plena, en régimen de cooperativa, sdad. anónima laboral, cogestión, etc. Además, esos trabajadores agrupados sindicalmente tienen representación en todos los órganos políticos, sean municipales, territoriales o nacionales, y nada se legisla a sus espaldas o contra sus intereses, sin su participación. La formulación teórica corrió a cargo de los fundadores de la Falange y las Jons, José Antonio Primo de Rivera, Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos, Ernesto Giménez Caballero, etc. Su aplicación práctica durante el Régimen de Franco y bajo su caudillaje, proporcionó inmensos beneficios a los trabajadores españoles, empleo fijo, vacaciones pagadas, descanso semanal, Seguridad Social, pensiones, Mutualidades Laborales, Universidades Laborales, viviendas, tierras propias, cooperativas, regadío, Sección Femenina, etc. En tal labor se destacaron Pilar Primo de Rivera, José Antonio Girón de Velasco, Suanzes, José Luis de Arrese, Dionisio Martín Sanz, etc.
ACCIÓN JUVENIL ESPAÑOLA hace suyo el Ideario del MOVIMIENTO CATÓLICO ESPAÑOL, que puede solicitarse al igual que el resto de las publicaciones de A.J.E.
Catolicismo y subsidiariedad
M.C.E.
y A.J.E. tienen un sentido muy nítido de cual es su misión. No somos
los más guapos, ni los mejores, ni los más listos, ni los más fuertes,
ni los únicos, expresiones que se utilizan frecuentemente en otros
casos trasluciendo un cierto sectarismo en el que incurren con
facilidad muchas obras buenas, o más exactamente, buena parte de sus
afiliados. Porque de tal manera se centra uno en lo suyo propio que con
facilidad olvida que forma parte de un inmenso ejército, de un cuerpo
místico, de una Iglesia que sí es la única, la verdadera, la mejor por
excelencia y por esencia.
El
agobio de sacar adelante una obra, el volcar todos los afectos y
potencias en esa empresa, de tal modo marcan y condicionan, que sólo
queda tiempo para "eso", para lo suyo. Así se cae en un cierto
sectarismo, o si se prefiere una palabra más amable, capillismo, en
asociaciones ciertamente buenas y que realizan labores beneméritas.
Cuando no se incurre en un defecto más grave de sentir cierta rivalidad
y practicar la competencia desleal, a base de calumnias, medias
verdades, intentos de captar a los militantes del otro grupo o
boicotear su propaganda, por ejemplo.
Es
verdad que no se puede ser comprometidamente militante y dirigente de
cosas distintas a la vez, pues se cumple la sentencia evangélica de que
"no es posible servir a dos señores a la vez". Pero sí se puede apoyar
todo lo bueno. Eso es lo que hacen MCE y AJE.
No
creemos que el mundo empieza con nosotros, ni que somos el ombligo del
mundo, ni que tenemos la fórmula mágica que a nadie se le había
ocurrido. No queremos abarcarlo todo, ocuparlo todo, dominarlo todo,
porque eso es totalitarismo. Somos humildes porque vemos nuestra
pobreza y nuestra impotencia ante los males de España y del mundo.
Somos conscientes de que necesitamos la muchedumbre de obras buenas que
otros realizan y damos gracias a Dios porque hay alguien que lleva el
peso de su realización. Nosotros sólo tenemos que apoyarlas. Gracias a
que hay unos periódicos no tenemos que crearlos nosotros, sino
aprovechar su existencia y difundirlos. Y lo mismo con las editoriales,
asociaciones pro-vida, de ex combatientes, fundaciones, uniones
seglares, etc. Eso en el espacio más próximo que afecta a nuestra
misión. En otros ámbitos, hospitales, asilos, misiones, clausura,
vocaciones, teología, arte, ciencia, etc., vemos con la misma claridad
la necesidad de esos millones de hermanos nuestros consagrados a obras
buenas.
Así
pues, la aplicación del principio de subsidiariedad nos lleva a
valorar todo lo bueno que existe, ocupándonos nosotros de hacer algo
que los demás no hacen o no lo suficiente. La catolicidad, la
universalidad en su acepción más eminente, nos lleva a apoyar todo lo
bueno.