Patriotismo en el nuevo entierro de José Antonio Primo de Rivera

 

En contraste con la exhumación de José Antonio Primo de Rivera del Valle de los Caídos, a escondidas y saliendo con unos guardias vueltos de espaldas, "mucha disciplina y poco honor", que diría Camilo Menéndez Vives, salvo 17 patriotas y un cura que allí aguardaron durante horas, en Madrid, a pesar del cierre del cementerio de San Isidro y de ocultar horarios y lugares, cientos de patriotas se congregaron ante las puertas cerradas y ante las prohibiciones totalitarias para saludar los restos mortales del ilustre patriota, profeta y mártir, líder de juventudes y esperanza de la nación.

Un férreo cordón policial impidió el acercamiento de los patriotas españoles, aunque los periodistas sí pudieron acercarse a la isleta central del paseo.

 Enorme contraste entre la soledad de la basílica profanada otra vez, aunque sea con la conformidad de los familiares, a los que pertenece legalmente la capacidad de disponer, pero no les pertenece política ni moralmente, pues José Antonio Primo de Rivera es patrimonio del pueblo español y especialmente de cuantos se acogen a su predicación, su obra, su doctrina y su ejemplo.

Y el fervor del pueblo español patriota, o por decir mejor, lo más selecto y noble de ese pueblo, el que tiene conciencia y tiene sed de Patria y de Justicia. Y que lucha por ello. Alejados de la puerta y de la valla del cementerio, relegados a los jardines de enfrente, aunque ello fue bueno para gozar de la sombra y evitar el sol de justicia que pegaba con fuerza.

Hasta que llegó el cortejo fúnebre:

Así era el ambiente pocos momentos antes de la llegada del coche fúnebre.

Y así se rompe el cordón policial y se canta el Cara al sol;

La misma escena en el mismo tiempo tomada desde otro punto.

No podían faltar las gloriosas banderas de España y de la Falange.

Ni las pegatinas, que también dan su testimonio.

Incluso en la chepa del policía.

Sería algún periodista, que son los que estaban detrás.

Porque seguro que estos caballeros tan cabales no fueron.

Ni estos

Ni estos

Ni este tampoco, que tiene las manos ocupadas. Y que no le falta razón:

El siniestro partido socialista, al igual que sus socios y conmilitones, tiene un gusto morboso por las sepulturas y los muertos.

La prensa hizo su trabajo y todas las televisiones, radios y periódicos dejaron constancia de un acontecimiento histórico que habría pasado sin pena ni gloria sin la presencia de estos patriotas.

Las tumbas de la familia Primo de Rivera en el Cementerio de San Isidro y su ubicación en el plano. Entrando por la puerta principal, hasta el paseo central y todo a la derecha, al llegar al fondo, hacia la izquierda. Pabellón 14, Patio 4.

 

Y no sólo en España. De toda Europa y de América nos llegan muestras de solidaridad y conmoción por este suceso tan macabro e ignominioso por sus perpetradores como glorioso por tratarse de una personalidad mundialmente conocida y admirada.

Algunos de esos patriotas decidieron prolongar la jornada en el "Una, Grande, Libre" del Chino Franquista, donde pudieron ver ya las imágenes televisivas que transmitían los noticiarios. Y brindar por España:

JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA Y SÁENZ DE HEREDIA

¡¡¡ PRESENTE !!!