Compatriotas, camaradas, amigos:
Os agradezco de corazón vuestra presencia aquí en este día histórico, día que ha sufrido una eclosión y que no se celebra sólo en este marco imperial y augusto de la Plaza de Oriente, sino que en los cuatro puntos cardinales de Madrid se está celebrando al mismo tiempo, en el Valle de los Caídos, en el Camposanto de los Mártires de Paracuellos y en el Cerro de los Ángeles.
Vaya nuestro saludo más cordial a nuestros camaradas falangistas que han decidido estar hoy en el sacrosanto lugar del Valle de los Caídos, junto a la tumba del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Vaya nuestro saludo más cordial para nuestros compatriotas y hermanos en la Fe que hoy han querido estar en el Camposanto de los Mártires y Caídos de Paracuellos del Jarama, recibiendo la visita pastoral del Obispo de Alcalá de Henares. Y vaya también nuestro saludo más cordial para los correligionarios carlistas que han decidido estar hoy Día de Cristo Rey en el Cerro de los Ángeles, en el monumento ante el que se consagró España al Sagrado Corazón de Jesús, primero por Alfonso XIII y después por el Generalísimo Franco.
Había un Paraíso Terrenal hace mucho tiempo, en el que habitaban nuestros primeros padres. Y vino el tentador y les dijo que gustaran del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, porque se les abrirían los ojos y conocerían y serían iguales a Dios, y no morirían.
Y comieron. Y perdieron el Paraíso Terrenal. Y sintieron vergüenza, y hambre y sed, enfermedad y muerte. Y hubieron de trabajar y de parir con dolor. Por haber hecho caso al tentador, al que les decía que había un mundo mejor que el Paraíso.
Hace menos tiempo había otro Paraíso, con centro en este mismo lugar. Donde había paz, orden y tranquilidad, donde todo el mundo tenía trabajo, donde la familia estaba protegida, con vivienda propia, seguro médico, descanso y seguridad para el trabajador, subsidios de paro y de vejez, donde sonreír y soñar eran cotidianos, donde se daba culto al Único y Verdadero Dios con el culto por Él mismo establecido, donde se respetaba la vida del inocente por nacer, del enfermo y del anciano, donde no se conocía la droga, donde la delincuencia era menor, con la salvedad de un terrorismo, primero en el campo y la montaña, llamado maquis; luego urbano, terrorismo especializado de organizaciones terroristas como ETA, FRAP Y GRAPO. Pero que no conseguían alterar la paz y la tranquilidad, ni la prosperidad ni el bienestar de un pueblo. En esa época había muy poca policía, no había vigilantes de seguridad.
Pero había gente que nos prometía un mundo mejor, donde tendríamos todas las libertades, todos los derechos, toda la dicha y la felicidad. El tentador, el Demonio, tenía un sistema con todas las ventajas y ningún inconveniente: la Demoniocracia; pero para que no fuera tan largo y expresivo la llamaron Democracia.
Y nos trajeron la Democracia, con Juan Carlos de Puigmultó, de Godoy y de Borbón a la cabeza; sí, el mismo que había jurado por Dios y ante los Santos Evangelios y ante Franco defender y guardar las Leyes y Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, que eran el alma de aquel Paraíso.
Y llegaron los Partidos, verdaderas Mafias. Y la corrupción, para enriquecerse todos los gerifaltes del asunto, comenzando por el propio Juan Carlos, del que empiezan a descubrirse ahora montones de basura, de inmoralidades, una punta del iceberg que terminará por salir a la luz, como los millones y millones de euros que el emérito regalaba a una de sus muchas amantes como si fueran calderilla, 65 millones de euros de nada.
Y llegaron cosas mucho más graves que las corruptelas económicas. Llegó el aborto, con 2 millones de niños asesinados legalmente antes de nacer en España. Y la eutanasia, disfrazada de cuidados paliativos y sedaciones, cuando no abandono y maltrato. Y la ruptura de la familia. Y la guerra de los sexos. Y el troceamiento de España en autonomías cada vez más caras, voraces, ineficaces e insaciables. Y la droga que destruyó docenas de miles de vidas jóvenes. Y la delincuencia. Y más terrorismo, ahora el islámico. Y la invasión de nuestra tierra por millones de invasores que amenazan con acabar con nuestra Patria, nuestra civilización y nuestro modo de vida. Y la educación se convirtió en adoctrinamiento de ideas antipatrióticas e inmorales. Y se acabó el derecho de los padres a educar a sus hijos en conformidad con sus convicciones. Y en la lengua materna, eso también se acabó.
Y llegó el confinamiento. Y las mordazas. Y las multas. Y las prohibiciones. Y cerraron los templos. Y prohibieron el culto. Y el paro. Y las colas del hambre. Y los subsidios que nunca llegan. Y los organismos sociales colapsados. Y nuestras casas que pueden ser okupadas impunemente en cuanto salimos un rato de ellas. El totalitarismo de los Apóstoles de la Libertad es de un cinismo y una desmesura que no tienen límite y sólo tiene comparación con su fracaso, su ineficacia y su capacidad de mentir. Esta gente del Frente Popular, herederos de los chekistas y milicianos del 36, de los que mataban a los curas y quemaban las iglesias, tratan de revertir la Victoria nacional con la que fueron humillados en 1939.
Por eso cometieron la execrable fechoría de desenterrar al Caudillo Francisco Franco y sacarlo del Valle de los Caídos, profanando al tiempo la Basílica, tomada con armas de guerra. Con la complicidad del Gobierno y de sus correas de transmisión en las Cortes y en los Tribunales. Con la firma del Jefe del Estado que le debe la vida a Franco, que se empeñó en que no bastaban las dos niñas, que tenían que engendrar un varón Juan Carlos y Sofía.
Siendo así que un verdadero Rey debe ejercer su poder, porque Monarquía es Gobierno de Uno. Y si el Rey se niega a firmar alguna ley no le pasa nada, es irresponsable y no pueden hacerle nada. Sólo que no entraría en vigor esa ley. Si no, no hay Monarquía, sino una caricatura, una pantomima de la Monarquía. La que juró Juan Carlos fue la Tradicional, Católica, Social y Representativa. Nada que ver con la Liberal, Parlamentaria y Masónica que padecemos.
Y quieren prohibir que nos expresemos, que hablemos de lo mucho bueno que sucedió durante el Régimen de Franco. Quieren prohibir nuestros signos, nuestras canciones, nuestras organizaciones, nuestros actos. Sí, esos mismos que se llenaban la boca de toda clase de libertades: de asociación, de expresión, de reunión, de manifestación, de conciencia, de creencia. Pues esos mismos nos quieren prohibir, multar y encarcelar.
Pero nosotros sabremos resistir y seguir luchando, defendiendo unos principios que son hispánicos y que son universales, seguros de la Victoria, que llegará cuando y como Dios quiera. Estad seguros de esa Victoria, lo contrario es derrotismo.
¡¡¡ POR EL IMPERIO HACIA DIOS !!! ¡¡¡ ARRIBA ESPAÑA !!! ¡¡¡ VIVA CRISTO REY !!!
Video Discurso José Luis Corral
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