Señor, abre mis
labios, y mi boca proclamará tus alabanzas.
Dios mío, ven en mi
auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
¡Viva Cristo Rey! En
este Domingo de Cristo Rey; en este lugar, corazón de las Españas, testigo del
levantamiento de un pueblo el 2 de mayo de 1808; ante el símbolo del poder, la
soberanía y la Corona, que es el Palacio Real; entre las efigies de nuestros
ínclitos reyes godos y de la Reconquista.
Aquí, en la Plaza de
Oriente, donde el Caudillo de España, Francisco Franco Bahamonde, recibía la
adhesión multitudinaria del pueblo español, donde ese mismo pueblo ha mantenido
su memoria y su lealtad por 44 años, caso único en la historia; aquí, donde
maldije pública y solemnemente el 20-N del 2013 al responsable máximo del
perjurio, la traición y el derribo del Régimen cristiano, social y patriótico
nacido de la Cruzada Nacional de Liberación, al precio de la sangre de nuestros
Caídos.
Aquí, justo un mes
después de la profanación de la sepultura de Franco y de la Basílica de la
Santa Cruz del Valle de los Caídos, acaecida el 24 de Octubre, con los
custodios del lugar, los monjes benedictinos, reducidos y secuestrados por
fuerzas policiales, con el cadáver sin reconocer, sin examen pericial, sin que
pudiera verlo su familia, encerrado bajo llave en un panteón al que no se puede
acceder libremente.
Aquí, otra vez, con
la Autoridad que se me alcanza, como representante de la Tradición española y
del Estado Nacional, representante no único, pero sí auténtico, maldigo
también, como hizo Merry, la nieta del Generalísimo, ante su tumba y ante los
responsables masónicos de su profanación, a todos cuantos son responsables de
este insulto a la memoria del Caudillo y a cuantos le seguimos siendo fieles.
Maldito sea su
nombre, maldita sea su estampa, en la vida y en la muerte y ante el Tribunal de
Dios. Malditos sean por siempre, ¡¡¡ Malditos sean !!! ¡¡¡Malditos!!!
¡¡¡Malditos sean!!!
Y manifiesto también
mi reprobación a las Jerarquías de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y
Romana, que consintieron con vileza la profanación del lugar santo y la ofensa
al militar y Jefe del Estado que salvó a la misma Iglesia de su mayor
persecución en toda su historia, colmándola de favores y legislando en todo
conforme a la moral cristiana, en contraste con la democrática situación
actual, alabada por las mismas Jerarquías a pesar del genocidio de niños inocentes
antes de nacer, la perversión de niños y jóvenes, la destrucción de la familia
y la inmoralidad desafiante en todas partes.
Por eso mismo, yo,
desde el 24-10-2019 no pienso acudir a ningún lugar donde presida un obispo
español, ejerciente o jubilado, ni tampoco el actual Obispo de Roma. Mientras
no hagan alguna declaración pública en elogio y defensa del Caudillo de España.
No animo a nadie a hacer lo mismo, pero yo, porque tengo una indignación
oceánica con todos ellos, no puedo moralmente coincidir con ellos en ninguna
celebración religiosa, ni cultural, ni política, ni gastronómica. Y en lo
sucesivo quitaré la X de la casilla de la Iglesia en la Declaración de la
Renta.
Con la misma energía
quiero reclamar que se nos devuelva a los franquistas el Valle de los Caídos y
todo el Patrimonio Sindical y del Movimiento Nacional, que nosotros construimos
y nosotros mantuvimos.
Nosotros
reconstruiremos con mayor grandeza aún todo cuanto los talibanes democráticos
destruyan. Y castigaremos con severidad todos los crímenes de lesa patria, no
sólo los de Memoria Histórica, sino también los que atentan contra la Unidad de
la Patria y los de lesa humanidad. El que quiera entender, que entienda.
Camaradas,
compatriotas, hermanos:
¡Por el Imperio hacia
Dios! ¡Arriba España! ¡Viva Cristo Rey!
Y como en el acto de la Plaza no se ha cantado el Oriamendi, vamos a hacerlo aquí, ahora.
Y como en el acto de la Plaza no se ha cantado el Oriamendi, vamos a hacerlo aquí, ahora.
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