La Jornada dio comienzo escuchando la Santa Misa en la Parroquia de San Francisco.
De sus puertas partió una manifestación patriótica con las enseñas de la Santa Cruzada Nacional de Liberación.
El desfile siguió por la Plaza del Ayuntamiento, donde estuvo situada la estatua ecuestre del Generalísimo Franco que por muchos años fue el término de la manifestación y lugar donde se hacía la ofrenda floral y se pronunciaban los discursos.
Ahora han conseguido que el desfile transcurra por el centro de la ciudad, por el Paseo de Calvo Sotelo.
Para doblar en la Catedral, subiendo su cuesta hasta la entrada principal.
Se pasa por delante de la Capilla del Cristo, donde yacen enterrados muchos de los mártires de aquel año trágico entre el 18 de Julio de 1936 y el 26 de Agosto de 1937 en que fue liberada la ciudad.
En todo el recorrido, la banda de cornetas y tambores iba acompañando con pasacalles que animaban la marcha.
Hasta terminar en la plazuela donde se yergue la Cruz de los Caídos, ante la entrada a la Catedral y junto a la Residencia del Obispo.
Allí fue depositada la corona de laurel, mientras se cantaba "La muerte no es el final".
Tras la presentación de Salvador Sarabia, tomó la palabra el Magistrado jubilado Luis Martínez Palomares, que recordó los hechos que dieron lugar al Alzamiento Nacional y los terribles crímenes cometidos por los republicanos durante la guerra.
El Magistrado criticó el apartamiento actual de los jerarcas de la Iglesia, que olvidan que Franco y el Ejército Nacional les salvaron de la persecución más cruenta de la historia. Anunció también la reciente constitución de una alianza de partidos patrióticos para intentar tener una voz en los parlamentos y que la verdad sea escuchada.
Aunque mucho público miró y aprobó el desfile, también hubo algunos opositores, particularmente una elementa descarada y gritona que intentó molestar sin conseguirlo. Otros espectadores también la respondieron.
José Luis Corral, Jefe Nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española, recordó que el 18 de Julio se había convertido para los españoles de su edad, en un día de fiesta, inauguraciones y paga extraordinaria. Nada recordaba ya la guerra en la vida cotidiana de los españoles, pero tras la muerte de Franco, el revanchismo y el odio de los marxistas han vuelto a reabrir heridas cerradas.
El PSOE, la mayor organización de criminales, ladrones y mentirosos de la historia de España, quiere borrar la huella de sus crímenes con la Ley de Memoria Histórica, haciendo que desaparezcan los nombres de los que ellos asesinaron y de aquellos que les vencieron y trajeron un tiempo de paz, prosperidad y esplendor. Trata también de prohibir todo tipo de expresión en favor o justificación de Franco, su Régimen, su obra, su tiempo y sus colaboradores. Para ello no duda en premiar con fabulosas indemnizaciones a las supuestas víctimas y sus herederos, entre los que se incluyen todos los criminales que fueron juzgados y sentenciados, incluidos también los terroristas del maquis, de la ETA, del FRAP y del GRAPO, pues al quedar anulados todos los juicios todos los criminales quedan como víctimas. Mientras pretenden ilegalizar a todas las organizaciones que defienda aquel tiempo y aquella España, multar y encarcelarnos a los patriotas.
Pero no olviden los católicos, que en ese momento salían de misa, que luego serán ellos, como lo va a ser también la Monarquía que se volvió liberal, el Himno, la Bandera, la Legión y la Guardia Civil. El odio marxista también les comprende a ellos.
El "Cara al sol" sonó con fuerza a las puertas de la Catedral, ya cerrada.
El Himno Nacional fue interpretado por la Banda de Cornetas y Tambores, situados bajo la Casa del Obispo.
Un recuerdo de nuestra presencia, para los que vengan después. Y la comida de hermandad, donde departir y pasar un buen rato entre camaradas antes de emprender el regreso a nuestros hogares.
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