En París, la peregrinación tradicionalista de Nuestra Señora de la Cristiandad, salía de la Iglesia de San Sulpicio, la más grande tras la Catedral, pero cuando llegamos ya habían partido.
Esta iglesia, de 120 metros de largo, fue de las pocas que se salvó cuando la Revolución Francesa, porque su meridiana, alineada con el sol, permitía establecer el tiempo con exactitud científica. No obstante, fue convertida en templo de la Diosa Razón. En ella está enterrada una reina española que lo fue por poco tiempo, en 1724, la esposa de
Luis I, Luisa Isabel de Orleans.
Nos echamos a buscar a los peregrinos por esos caminos de Dios. Y los encontramos. Resulta que eran de la otra peregrinación, la de Chartres-París, organizada por la Fraternidad de San Pío X. También ahí teníamos amigos, así que nos unimos y la tarde y noche estuvimos con ellos.
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