El 18 de Julio, Aniversario del Glorioso Alzamiento Nacional de 1936, era muy apropiado acudir al Valle de los Caídos, donde reposan decenas de miles de caídos. La Santa Misa, cantada y concelebrada por el Prior, Dom Santiago Cantera y varios sacerdotes más, se hizo con la solemnidad acostumbrada, propia de los Benedictinos. Acudió bastante gente, para ser un día de diario.
La misa fue la normal de todos los días, pero el hecho de que el Movimiento Católico Español anunciara que acudiría ese día bastó para que cierta prensa digital de extrema izquierda lanzara una campaña como si se hubiera producido una provocación de los monjes contra el Gobierno.
La Comunión fue recibida por casi todos de rodillas en las gradas del altar.Luego, a disfrutar de la monumentalidad de la obra arquitectónica más impresionante del siglo XX en todo el mundo.Por eso se registran tantas visitas, no sólo curiosas, sino admirativas y con devoción.
Con el plus de comer en la hospedería, que no sólo ofrece manjares, sino una arquitectura espléndida y buenas compañías.
La Comunión fue recibida por casi todos de rodillas en las gradas del altar.Luego, a disfrutar de la monumentalidad de la obra arquitectónica más impresionante del siglo XX en todo el mundo.Por eso se registran tantas visitas, no sólo curiosas, sino admirativas y con devoción.
También es posible visitar el recoleto cementerio de los monjes, donde reposan algunos que conocimos, como el gran Fray Justo Pérez de Urbel, insigne medievalista y consiliario de la Sección Femenina, primer abad de este Monasterio.
El camino termina en un lugar precioso, con la Virgen como centro, buen sitio para rezar el Ángelus.
Con el plus de comer en la hospedería, que no sólo ofrece manjares, sino una arquitectura espléndida y buenas compañías.
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