El Jefe Nacional del MCE-AJE y el Secretario General de AJE han visitado Valladolid para conocer a nuevos militantes, renovar la Jefatura Provincial y proporcionar propaganda e instrucciones al grupo local. Con el Conde Ansúrez de testigo en la Plaza Mayor.
La Jornada comenzó, como no podía ser de otra forma, oyendo la misa dominical en el Santuario de la Gran Promesa, lugar de profundo significado pues fue allí donde el Sagrado Corazón de Jesús reveló al Padre Bernardo Hoyos, jesuita: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes".
El magnífico retablo del Altar Mayor luce una espléndida imagen del Sagrado Corazón de Jesús, y en todo lo alto, junto al Calvario, los escudos de España con el águila de San Juan y de la ciudad de Valladolid con la Cruz Laureada de San Fernando por su aportación decisiva a la Cruzada Nacional de Liberación de 1936-1939.
También la cúpula y la cenefa que la circundan recuerdan la Gran Promesa. Y por cima, a los pies del mismo Sagrado Corazón de Jesús, otra vez el escudo de España que más plena relación tiene con esa Promesa, que en 1733 era promesa, pero que en 1936 se hizo realidad. Ahora vuelve a ser Promesa, tras el derribo del Estado Católico, con perjurio y con traición, por los herederos políticos del Régimen, sobre todo por el nefasto Juan Carlos I, de triste y vil memoria.
El Corazón de Jesús, sentado en su Trono y coronado como Cristo Rey, con los símbolos de los 4 Evangelios a sus pies, otra imagen magnífica, de las varias que adornan este templo maravilloso.
Sanctus
Yo le resucitaré.
Virgo María
La Jornada continuó luego en un Café de la Plaza Mayor, con brindis y alegría, que dieron paso a comentarios más serios sobre nuestra misión y lo que se espera de nosotros, porque llevamos un tesoro, que son nuestros principios, que se compendian en el tradiconalismo, el nacional-sindicalismo y la doctrina social de la Iglesia, que se pusieron en práctica durante el Régimen del Generalísmo Franco.
No podía faltar una visita a San Pablo, de un plateresco desbordante y difícilmente igualable.
Y a su lado, la casa natal del gran Felipe II, cuando Valladolid era capital de España, que precisamente él trasladó a Madrid.
Era obligada la visita al Cementerio del Carmen. Por Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, uno de los fundadores del nacional-sindicalismo. Junto a otros:
Ahí está José Antonio Girón de Velasco, el mejor ministro de trabajo de toda la historia, al que los trabajadores españoles deben gratitud imperecedera. Jonsista de la primera hora, héroe de guerra en el Alto del León y en la Cordillera Cantábrica, contra los mineros socialistas. Leal a Franco, mantenedor del espíritu del 18 de Julio, de los 20-N en la Plaza de Oriente, de la Confederación Nacional de Combatientes, de "El Alcázar".
Y José María Gutiérrez del Castillo, "Chemari", otro jonsista de la primera hora, abogado, Delegado Nacional de Educación y Descanso, organizador de las demostraciones sindicales del 1º de Mayo, concejal del Ayuntamiento de Madrid y amigo personal y querido.
Y Don Severiano Martínez Anido, el gran general que metió en cintura al pistolerismo anarquista en Barcelona, siendo ministro con Primo de Rivera y llegando a tiempo de serlo en un gobierno de Franco hasta morir "con las botas puestas" en 1938.
A la vuelta, parada obligatoria en Labajos, donde cayó el Caudillo de Castilla, Onésimo Redondo.
Y un alto también en el Alto del León, que durante el franquismo fue denominado Alto de los Leones, porque en sus cumbres aquellos falangistas vallisoletanos en particular y castellanos en general, se hicieron fuertes e impidieron a las hordas rojas provenientes del populoso Madrid que se desbordaran por toda Castilla la Vieja.
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