Con motivo de cumplirse los 130 años del nacimiento de Francisco Franco, no han sido pocos los que han recordado la efeméride y algunos lo han querido celebrar. Uno de los sitios más concurridos ha sido El Chino Franquista, que se llenó de buena gente para celebrar un ágape en buena compañía y en uno de los mejores lugares. Lugar de reencuentro de noveles y veteranos camaradas.
Las mesas y toda la decoración de la admiración histórica de Chen y de los clientes por la figura de quien fuera Caudillo de España.
Además de la nave central, hay dos capillas laterales que miran directamente al altar, a modo de crucero, donde también se juntan muchos fieles.También fue numerosa la asistencia a la misa de 13 h. celebrada en el Cristo del Pardo, pese al frío y lluvioso día. El santuario, regido por capuchinos, celebra 4 misas los domingos. Aunque está apartado, es fácil llegar con coche y es fácil aparcar.
Arquitectónicamente, su lugar más sobresaliente es la iglesia, cuyo interior está presidido por un lienzo de Francisco Rizi, una de sus piezas artísticas más relevantes.
En este cuadro, situado en el altar mayor, se representa a Nuestra Señora de los Ángeles, con San Felipe a su derecha y San Francisco a su izquierda.
Hasta el siglo xix, el convento albergó una importante colección pictórica, de aproximadamente quinientos cuadros, casi todos donaciones reales, que fueron expoliados, en su mayor parte, por las tropas napoleónicas durante la Guerra de la independencia. En la actualidad, solamente se conservan algunas obras de José de Ribera, Bartolomé González y Lucas Jordán, además del ya citado Francisco Rizi.
El célebre Cristo yacente de Gregorio Hernández luce como el tesoro principal (salva la Eucaristía) de este lugar, donde también hay otros cuadros y esculturas de mérito.Según la tradición, fue encargada por Felipe III, tras el nacimiento de su heredero. La imagen estuvo originalmente en Valladolid, pero el monarca ordenó trasladarla a su actual emplazamiento en el año 1615, donándola al convento. Se encuentra en el interior de una urna acristalada, obra del orfebre Félix Granda, costeada, en el siglo xx, por Francisco Franco.
También tiene cierto interés artístico la imagen de La Divina Pastora, obra de Mariano Bellver y Collazos.
El convento, ubicado en lo alto de una colina y rodeado de pinares y encinares, se fundó bajo los auspicios de la monarquía española, que, desde la Alta Edad Media, mostró un especial interés por el paraje, dada su riqueza cinegética. Se debe al impulso del rey Felipe III, que lo mandó levantar en 1612.
La primera construcción se concibió de un modo completamente provisional. En el año 1615, el arquitecto Juan Gómez de Mora proyectó el edificio definitivo, pero las obras no comenzaron hasta 1638. Se concluyó en 1650, inaugurándose oficialmente el 9 de octubre del citado año.
Esta estructura es la que ha llegado hasta hoy, si bien con importantes transformaciones, acometidas tras los deterioros sufridos durante la Guerra de la Independencia y, posteriormente, la Guerra Civil.
La iglesia del convento, advocada a Nuestra Señora de los Ángeles, quedó derruida con la invasión napoleónica y tuvo que ser reconstruida por completo. Su planta actual se debe a un diseño de Isidro González Velázquez, ejecutado entre 1830 y 1833.
Actualmente, además de tener una fraternidad de Capuchinos, es una Casa de Espiritualidad y la sede de la Escuela de Estudios Franciscanos (ESEF). También tienen una casa de acogida de niños que han perdido la custodia familiar y un Huerto "Hermana Tierra" que atienden con personas migrantes, quienes cultivan ellos mismos la huerta y comercializan todo lo cosechado. Estos días venden también turrones y dulces de un convento de clausura de Ávila, a fin de ayudar a las monjitas, cuyo único ingreso es ese.
Una representación del Movimiento Católico Español se desplazó también al Panteón de Franco en el cementerio de Mingorrubio para depositar las 5 rosas simbólicas, rezar un responso y visitar también la tumba de Carrero Blanco.









viva el almirante carrero
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