Queridos amigos y camaradas.
Lamentablemente, mi ausencia de España durante estos días, me impide estar presencialmente entre vosotros para celebrar el glorioso alzamiento nacional que dio inicio a la liberación de España.
Una España sometida, desde las fraudulentas elecciones de 1936, a la tiranía frentepopulista y a los desmanes anárquicos y criminales, tolerados o amparados por el gobierno, protagonizados por socialistas, comunistas, anarquistas y separatistas, que conducían a nuestra Patria a la instauración de la dictadura del proletariado, a imagen de la Unión Soviética entonces sometida por Stalin.
Estos son los hechos indiscutibles que justificaron y aun hicieron necesaria la intervención de los mejor del Ejército Español, acaudillado desde el 1 de octubre de 1936 por el Generalísimo Franco, de feliz memoria.
Ejército secundado por las heroicas milicias falangistas, carlistas y de voluntarios de distinta significación política, o simplemente creyentes que empuñaron las armas para defender los derechos de Cristo y de su Iglesia conculcados por los rojos.
Desde la distancia física, pero la mayor cercanía espiritual, mi adhesión al acto convocado, al Jefe Nacional del Movimiento Católico Español, José Luis Corral, siempre inasequible al desaliento y modelo de militancia. Y un abrazo fuerte a todos los oradores y asistentes a este evento.
Con Franco siempre en la memoria, ejemplo y estímulo para el quehacer político actual, sin miedo a la legislación inicua que pretende inútilmente silenciarnos.
Viva Cristo Rey. Arriba España.
José María Permuy Rey.
La Coruña.
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