Castilla y León es una región (sin entrar ahora en exactitudes históricas) en progresivo declive demográfico, consecuencia de las criminales políticas antinatalistas y antifamiliares, junto al desmantelamiento industrial y al acoso conjunto de la fiscalidad, el capitalismo voraz y la competencia desleal de las importaciones que sufre el sector agrícola y ganadero.
La población es ideológicamente conservadora desde siempre. Por eso sufre gobiernos derechistas desde hace 35 años. Gobiernos que se inscriben en la misma tónica mundialista de sus epígonos centralistas, europeístas y mundialistas, como una de las dos muletas en las que se apoya el monstruo totalitario que domina el mundo.
Aquí no tiene mayor relevancia el mundo obrero, muy debilitado, ni el voto inmigrante, mucho menos presente en esta tierra.
El bipartidismo de las dos muletas parece haberse roto en los últimos tiempos, primero por la izquierda con la aparición de Podemos. Pero los pintorescos personajes de ese conglomerado marxista reciclado, devenidos en millonarios sibaritas, con oscuros lazos con el narcoterrorismo bolivariano, salpicado de grotescas declaraciones como el ministro comunista Garzón denostando la calidad de la carne vacuna española o las feministas asalta capillas ahora devotas santurronas que se disfrazan de Evita Perón para visitar al Papa, han devuelto a los podemitas a la marginalidad, con unos votos semejantes a los que obtenía por sí sola Izquierda Unida, o sea, el Partido Comunista, antes de unirse a los morados cofrades de la secta de Pablo Iglesias. 61.290 votos de las UP en 2022 frente a los 69.872 que sacaran los de la hoz y el martillo en 2011.
Aunque haya ganado el PP con 378.896 votos, ellos no suponen sino la mitad de los 748.746 obtenidos por los de la gaviota en 2007.
También bajan imparablemente los sociatas, de aquellos 574.596 de 2007 a los 362.304 de ahora.
Por contra, suben los partidos regionalistas y provinciales. UPL consigue igualar sus mejores resultados de 1999 con 3 procuradores y menos votos que entonces, pero un porcentaje mayor en León, del 21,31% frente al 19,05% del año 99. Soria Ya saca otros 3 procuradores y el 50% del voto en la capital del Duero. Y "Por Ávila" otro más. La eclosión de estos partidos puede provocar un Estado de Taifas que a mí no me preocupa, pues podría ser el principio del fin del tinglado democrático mundialista en España. No se ve en esos partidos sino un localismo, respetable, pero falto de horizontes patrióticos, espirituales y políticos.
Mucho más esperanzador es el fenómeno Vox, que supone una importante grieta en el sistema al propiciar la defensa de ciertos valores y principios como la defensa de la vida, de la familia, de la nación, de la unidad y del respeto a nuestra historia. Y que puede reactivar muchas conciencias y mucha militancia patriótica, que posiblemente no se conforme con una política del mal menor, de posibilismos y hechos consumados, sobre todo entre su juventud.
Vox obtiene 212.605 sufragios frente a los 75.713 del año 2019 y los 9.219 de 2015, cuando aún era extraparlamentario. Un ascenso meteórico.
La existencia de esa juventud es otro aliciente en el caso de Vox. El voto cautivo al PP es un voto viejo, decrépito, de gente anciana anclada en su propio devenir. Pero los viejos se mueren a carretadas, y ahora más. En España, cada año mueren más de 400.000 personas, sobre todo gente mayor. La mitad suelen ser de izquierdas y la otra mitad de derechas, incluidos los separatistas en Cataluña y Vascongadas. Así que PP y PSOE pierden cada año cerca de 200.000 votos cada uno por causas biológicas. Y el reemplazo, en buena medida es para VOX o Podemos. Pero los podemitas ya se han quemado. Así que una elemental lógica dice que Vox seguirá creciendo. Y lo hará tanto si entra en el gobierno centroderechista de Castilla y León como si es marginado, porque ese sería un nuevo puñal en el cuerpo malherido del PP, que huele a cadaverina, lo mismo que el PSOE.
José Luis Corral
Excelente, certero y lúcido análisis, mas que de los resultados electorales, del actual estado cataléptico, oscuro futuro y negro devenir de los dos partidos hegemónicos que durante tantos años se han repartido escandalosamente el poder.
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