En la Capilla Santiago Apóstol de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, han tenido lugar solemnes honras fúnebres en favor de las almas de Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera.
El Rv.P. D. Javier Utrilla ha pronunciado una elocuente homilía, donde no sólo ha pronunciado los nombres de José Antonio y del Caudillo con sus apellidos, sino que ha explicado que el mejor bien que podemos hacer por ellos es ofrecer el Santo Sacrificio de la misa.
A continuación ha relacionado estas figuras históricas con el 18 de Julio, en el que la mejor parte de la Nación se sublevó contra la tiranía, venciendo a los enemigos de Dios y de España. Ello fue posible por el favor divino, conseguido por la sangre de los mártires y por tantas misas como se celebraban.
Desde que el espíritu conciliar y posconciliar abrió la puerta a la desconfesionalización de los estados se ha perdido ese Régimen de Cristiandad inaugurado por la conversión del Emperador Constantino y hemos llegado a niveles de impiedad y secularización lamentables.
Por eso se necesita recurrir a las armas espirituales, sobre todo a la misa.
Todo el espléndido ceremonial de la misa antigua se puso de relieve en cada signo, poniendo un punto de solemnidad y autenticidad muy apreciado por los asistentes, alguno de los cuales no lo conocía.
Aquí todos comulgan de rodillas y en la boca, salvo imposibilidad física de alguno.
Y las mujeres cubren su cabeza con el casto y recatado velo.
Terminada la misa, el sacerdote deja la casulla y se pone la capa pluvial, también negra, pero bordada en oro, para proceder al responso por las almas de los difuntos.
Tras recitar y cantar en latín, el sacerdote rocía con agua bendita el túmulo que representa al difunto o a los difuntos, rodeado de ciriales encendidos.
Después hace lo mismo con el incensario, para que suba su olor como signo de nuestras oraciones que se elevan al Altísimo.
Hasta que sale, cumplido su oficio, con la dignidad propia de un representante del mismo Cristo. Santiago Apóstol, Patrono de España, custodiado por la bandera de España con el Sagrado Corazón de Jesús, contempla la escena.
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