Masiva asistencia al Valle de los Caídos el sábado 5 de Octubre

 Miles de personas han acudido el sábado 5 de octubre al Valle de los Caídos para orar por las almas de Franco, José Antonio y los Caídos, así como por la integridad del conjunto monumental. Se han formado largas colas que recordaban las que se formaron durante varios días para pasar por el velatorio del Caudillo de España en el Palacio de Oriente.

Caso único de un Jefe de Estado que sigue movilizando a tantísima gente 44 años después de su muerte. Ni reyes, ni líderes políticos tienen ese reconocimiento ni lo obtendrán nunca. Y ese contraste tan escandaloso entre un Caudillo vituperado por unos políticos actuales, pero admirado, querido y recordado por el pueblo, y esos mismos políticos, que serán olvidados en cuanto los telediarios dejen de sacarlos a la hora de desayunar, comer, cenar y dormir, les ha hecho incurrir en la enorme torpeza de querer desenterrar su cadáver para que no esté allí y encerrarlo en algún lugar donde nadie pueda ver ni su nombre en una tumba. Y lo han hecho revivir en la memoria de un pueblo que tiene memoria, lealtad y sentido del honor. Estos políticos torpes y presuntuosos acumularán una nueva derrota porque ignoran que en esta tierra los Caudillos ganan victorias después de muertos y librar guerras contra los muertos es liberar a los fantasmas del pasado, que perturbarán la mente de los profanadores hasta que mueran entre delirios de  espanto, desesperación y llanto. Ellos se lo han buscado, por necios, ruines y blasfemos. La maldición pesa sobre sus cabezas.

 Poco después de las 10 de la mañana, los paneles de la autopista A-6 advertían de las retenciones en la salida 47, que es la de Guadarrama-El Escorial, por la que se accede al Valle de los Caídos. Un kilómetro antes de ese desvío los coches tuvieron que ir haciendo cola en el arcén, pero esa cola se fue incrementando.

 La carretera que conduce de Guadarrama a El Escorial también estaba colapsada desde Guadarrama y los coches accedían lentamente al recinto del Valle, que sólo a partir de las 10,30 h. dejó libre el acceso para quienes acudíamos a la Santa Misa de 11.

Un impresionante dispositivo de la Guardia Civil controlaba los accesos, cruces y diversos puntos del conjunto monumental. Se practicaron algunos registros, con nulos resultados por lo que sabemos.

 Las colas se alargaban con cientos de personas aguardando y aumentando cada vez más, pues la afluencia era mayor que la lenta entrada por los arcos de seguridad.

 Buen momento para hacer algunas fotos con un fondo tan inigualable y bonito como la Santa Cruz.

 Ya dentro, completado todo el aforo de los bancos de la nave central y el crucero, los empleados del servicio de orden cortaron el acceso hacia el altar y la Misa hubo de seguirse desde la enorme nave con bóveda de cañón, cosa que no recordábamos desde hace muchos años en las celebraciones del 20-N.

 Esa nave está decorada con espléndidos tapices de estilo flamenco.

 Uno de los monjes repartió la comunión en las escalinatas y tras el fin de la misa fue posible acceder hacia el Altar Mayor, con dificultad porque había mucha gente.

 La tumba del Caudillo de España, Generalísimo Franco, se encontraba rodeada por docenas de personas que impedían la visión de la humilde lápida donde sólo consta el nombre de FRANCISCO FRANCO.

Las flores cubrieron la lápida como testimonio de amor, adhesión, admiración y oración.

 También la tumba de José Antonio Primo de Rivera recibió muchas visitas, oraciones y ofrendas florales.

 Al salir, pasado el mediodía, seguía habiendo cola para entrar en la Basílica y se renovaba permanentemente.

 Buen momento para algunas fotos de recuerdo, entrañables para quien las sabe apreciar.

 Pasadas las 12,30 seguían acumulándose coches en los accesos al Valle y largas filas de moteros y coches colapsaban todavía la carretera de Guadarrama a El Escorial.

Todo un Referéndum automovilístico.

 Mientras, la provincia de Madrid se llenaba de pancartas, cada una a su estilo, exigiendo respeto al Valle de los Caídos con la expresión "EL VALLE NO SE TOCA".

Y uno de los jueces firmantes de la sentencia se accidentaba y rompía la clavícula del brazo con el que firmó. Dios castiga sin piedra ni palo.