El Papa, los Obispos españoles y un servidor

La profanación de la sepultura del Caudillo de España, Francisco Franco, así como el sacrilegio cometido en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos me han producido una indignación oceánica. 

Mi indignación no se dirige sólo hacia los directamente responsables, sino también a todos sus cómplices, incluidos los eclesiásticos, que tenían un deber especialísimo de agradecer al que fue salvador de la Iglesia en España y constructor de un Estado inspirado en los principios cristianos.

Por eso, dado que Su Santidad el Papa no se ha dignado poner ni la más mínima objeción a tal hecho reprobable en grado sumo, ni a pronunciar una palabra de agradecimiento hacia el que fue Jefe del Estado, así como que todos los Obispos españoles sin excepción han tenido el mismo comportamiento y el Secretario de la Conferencia Episcopal se ha atrevido a asegurar que el Estado tenía Derecho a proceder como lo ha hecho, este humilde siervo del Señor, que seguirá siendo católico porque no puede ser otra cosa conforme a la Gracia recibida, anuncia a quien quiera oírlo que en lo sucesivo no volverá a asistir a ninguna ceremonia dirigida o presidida por el Papa Francisco ni por ninguno de los Obispos españoles actuales.

Rezaré por ellos, pidiendo a Nuestro Señor Jesucristo que se arrepientan y que los aparte de un ministerio que tan indignamente ocupan.

Y ayudaré a la Iglesia en sus necesidades, a través de mi parroquia y las iglesias que visito y de los movimientos apostólicos que merecen mi confianza y dedicación, pero el próximo año ya no pondré la X en la casilla de la Declaración de la Renta, porque no quiero que mi dinero lo administren los Obispos españoles ni continúe alimentando ese negro pozo sin fondo que es la 13 TV, que no promueve valores cristianos, sino democráticos, que abomino.

Y ruego al Señor que no me halle en el futuro en "estado de necesidad" para tener que buscar los auxilios espirituales como quiera que fuera.

No pretendo decirles a otros lo que deben hacer. Pero yo necesito, espiritual y psicológicamente, tomar estas medidas y explicarlas públicamente.