Nuevo homenaje a los Mártires de La Garrofa

 Un año más se ha celebrado el tradicional homenaje a los Mártires de La Garrofa, en el mismo lugar donde fueron fusilados a mediados de agosto de 1936, cerca de Almería, siendo arrastrados luego sus cuerpos con cadenas, tirados por lanchas motoras con el fin de ocultar los cadáveres, que terminaron saliendo más a Levante, por el Zapillo. Militantes del Movimiento Católico Español, Fuerza Nueva y de la Falange almeriense se dieron cita en el evento.

 Con las banderas de la Cruzada y las de las organizaciones participantes, un numeroso grupo de patriotas llenó la explanada del montículo. Otros prefirieron seguir el acto desde el asfalto, cerca de la carretera, más arriba.

 También los usuarios del cámping sintieron curiosidad y presenciaron el acto desde la playa. La megafonía funcionó perfectamente, pudiendo oírse con claridad los himnos y los discursos.

La corneta toca silencio y oración. Empieza el acto.

 Mientras se cantaba el "Yo tenía un camarada" se colocaron las 5 rosas simbólicas en los restos del monumento, recientemente restaurado parcialmente por militantes falangistas.

 Después tomó la palabra Juan Antonio Fernández Arias, líder falangista almeriense, que hizo un relato pormenorizado de los trágicos hechos sucedidos hace 83 años, cuando estos inocentes fueron primero encarcelados, maltratados y por fin ejecutados sin juicio alguno y sin culpa alguna.

 Luego hizo uso de la palabra Juan León Cordón, Presidente de "Fuerza Nueva Andalucía", que recordó el ejemplo de quienes entregaron la existencia por la esencia, por unos principios, por una Patria y un ideal.

Por último, José Luis Corral, Jefe Nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española, recordó el dicho:

"Con una gota de sangre y un rayo de sol,

hizo Dios una bandera y se la dio a un español".

No han sido gotas de sangre, sino ríos de sangre, los que han dado vida a nuestra Patria, España, que así se ha convertido, no sólo en la más hermosa entre las naciones de la tierra, como decía San Isidoro, sino en la más gloriosa de la tierra.

Nuestros 113.186 caídos de la guerra, cuyo nombre se encuentra relacionado uno por uno en la Basílica de la Gran Promesa, de Valladolid, se unen así a los millones de españoles que han muerto, han combatido, han trabajado y han sido héroes a lo largo de la historia de España.

No estamos solos, aunque parezcamos pocos, pues están con nosotros todos los caídos y todos los santos y miriadas de ángeles, que nos acompañan de forma invisible, pero espiritual y real, asentados en este inmenso graderío que forman las Alpujarras en su encuentro con el mar.

Fieles a su recuerdo, enarbolamos sus banderas, que expresan en colores y símbolos grandes ideales, sustento de nuestra Civilización, que tiene en el Mundo Hispánico su manifestación más excelsa, y gritamos con ellos 

¡¡¡ ARRIBA ESPAÑA !!! ¡ VIVA CRISTO REY !!!

Como colofón, los Himnos Nacionales, Cara al sol, Himno de España con la letra de Pemán y el Oriamendi. 

 Posteriormente se celebró una concurrida y animada comida de hermandad en un restaurante de Aguadulce.

 A los postres tomó la palabra Pepe de las Heras, biógrafo de José Antonio y que está completando una trilogía con Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo. Se congratuló de que las diversas organizaciones compartan la comida como signo de unidad y camaradería.

 Juan León trajo un mensaje de solidaridad de Jaime Serrano y "Gerona Inmortal". Y leyó una poesía de Blas Piñar, siempre recordado y presente.

José Luis Corral celebró su sexagésimo sexto aniversario con la correspondiente tarta, champán y felicitaciones. Pero también hizo un discurso recordando que muy cerca se encuentra El Parador, uno de los poblados creados por el Instituto Nacional de Colonización, como recientemente visitó otro llamado "José Antonio" en honor del fundador de La Falange. Son realidades de justicia social que permitieron tener tierras a cientos de miles de campesinos con bellísimas iglesias, cada una distinta, que presidían la plaza del con el ayuntamiento, las escuelas y las casas que partían en calles perpendiculares y paralelas entre sí, al modo como se hizo la repoblación del Nuevo Mundo.

No sólo es belleza y vida digna, sino un emporio de riqueza que permitió que comarcas áridas se convirtieran en vergeles, como todos los campos del Egido y alrededores, que dan de comer a toda Europa. Eso sí es justicia social, no sólo lírica ni bellas palabras.

La convivencia se prolongó bastantes horas, sobre todo entre los jóvenes. Juventud, Primavera de la Patria.