Siguiendo las huellas del Beato Tiburcio Arnáiz, hemos recorrido algunos lugares muy especiales de Málaga la Bella, una pequeña parte sólo, pero muy significativa, de la que queremos hacer partícipes a nuestros lectores. Esta es la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, neogótica de 1920, donde tuvo su residencia el nuevo Beato, fallecido el 18 de Julio de 1926.
La víspera de la Beatificación hubo en la misma una gran ceremonia donde se le recordó especialmente, con asistencia de toda la Jerarquía eclesiástica que participó al día siguiente en la Proclamación del nuevo Beato.
Una lápida en la entrada lo recuerda, junto al inolvidable y santo obispo Don Manuel González.
En el interior, el sepulcro del Beato Tiburcio Arnáiz, llena de flores, reflejo de la admiración y la veneración que se siente por este hombre de Dios.
El Altar Mayor está presidido por la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, tan propagado por los jesuitas. Sobre su imagen, un Escudo de España con el águila de San Juan. Ello significa que el Altar fue construido tras la guerra y que esta iglesia, como tantas otras, sufrió las iras revolucionarias de los enemigos de Dios y de España. Los desmanes comenzaron ya el 11 de mayo de 1931, al mes de proclamarse la II República del 14 de Abril.
Sentimos no poder ofrecer una imagen más nítida.
En la Residencia de los Jesuitas, una exposición muy interesante sobre el Padre Tiburcio Arnáiz y su tiempo.
Un bellísimo azulejo del Sagrado Corazón de Jesús da la bienvenida a la entrada de la Residencia.
No lejos de allí, los Padres Dominicos guardan otras maravillosas muestras de la imaginería andaluza del barroco.
Sobre todo el Cristo de la Buena Muerte, de Mena, también destruido en los incendios provocados por los revolucionarios durante la Guerra Civil. Icono de la Legión, que le da el culto público más extraordinario y admirable de todo el orbe católico.
Y el Cristo del Perdón, que corrió la misma suerte.
Mientras la calle Larios se llena de grandes imágenes marianas en todo su recorrido, preciosa ocurrencia para el Día de la lucha contra el cáncer de mama.
Y las banderas de España por doquier, mostrando la españolía de esta ciudad mediterránea, cálida y acogedora, alegre y espléndida.
No podemos olvidarnos de las Nazarenas, otra magnífica institución fundada por el Obispo Don Manuel González, que suele acoger a los peregrinos de la Unidad Católica en Zaragoza y nos acogió ahora en este altozano de Málaga. Acogimiento, decoro, comodidad y economía, todo en uno.
Al fondo, el Mediterráneo. Y toda la ciudad a los pies.
Todavía más alto está el Seminario de Málaga, magnífica construcción de los años 20 del siglo XX, del mismo arquitecto que la iglesia del Sagrado Corazón, Guerrero Strachan, que esta vez eligió el neomudéjar.
La Iglesia es particularmente hermosa y de singular estilo propio. Combina neomudéjar con neogótico, arcos de ojiva en los ventanales y de herradura en la nave central. El artesonado del techo es espectacular.
Conserva una lápida con los mártires del 36, maestros y alumnos del Seminario.
El aledaño Seminario Menor no es menos bello y digno, quizá más alegre y blanqueado. Tiene su propia iglesia.
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