La imagen inconfundible del cerro y su cruz blanca nos revelan que los que están rezando lo hacen en ese lugar trágico, sacrosanto y de renombre universal que es el Camposanto de los Mártires y Caídos de Paracuellos del Jarama.
Las Religiosas del Verbo Encarnado se han convertido en eficaces auxiliares del culto que se celebra regularmente cada primer domingo de mes de forma ordinaria y extraordinariamente otros muchos días.
Un monolito recuerda la tragedia, el martirio, el honor y la gloria de más de 5.000 caídos.
Uno de los miembros más veteranos fue el encargado de depositar la espléndida corona de flores con los colores nacionales.
También se izó la nueva bandera mientras la corneta interpretaba "La muerte no es el final". Se renueva cada año para que sus colores refuljan sin mácula. Un cielo límpido, azulísimo, y un sol otoñal daban marco a la escena.
Previamente se ofició la Santa Misa. El sacerdote dijo: "El que quiera saber lo que son el comunismo y el socialismo, que venga aquí".
Se preguntó el oficiante cómo podía ser posible tanta crueldad, tanta maldad. No hay explicación sin algo luciferino. Y se preguntó cómo tanta tragedia, tanto horror, tanta muerte, puede convertirse en esperanza, fe, alegría, amor y testimonio. Por la acción de la Gracia, esa misma que infundió una especial confianza y tranquilidad, resignación y perdón en los mártires.
Los cultos se celebran este mes con profusión. Esta foto corresponde al domingo día 5, donde la afluencia de personas, también jóvenes y niños, hizo que se hubieran de colocar sillas fuera del templo. El domingo 19 hará su visita pastoral el Señor Obispo de la Diócesis, Don Juan Antonio Reig Pla. Y el día 29 será la Fiesta litúrgica de los Mártires de Paracuellos.
El día 4 fueron los falangistas del SEU los que rindieron homenaje a su Jefe Alejandro Salazar, caído en este lugar.
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