Reverendos Padres Capuchinos:
No podía creerme que fuera verdad que ustedes hubiesen
colgado dos banderas del llamado movimiento gay en las puertas de su librería,
al costado del templo de Jesús de Medinaceli.
Pero, desgraciadamente, parece ser cierto, aunque luego las
hayan retirado a causa de las protestas habidas.
Es inconcebible. Que ustedes que confiesan tantos y tantos
pecados, hagan ostentación de un símbolo que es el desafío a la moral católica,
un desafío a Dios y sus santas leyes, una ostentación del pecado y de la
impudicia.
Además lo hacen en unos días en los que Madrid se convierte
en lo más semejante a Sodoma y Gomorra, castigadas por Dios por sus
innumerables pecados, como ratifica el mismo Cristo.
Porque el llamado Orgullo Gay tiene un odio luciferino por
todo lo cristiano, como lo muestran los participantes en procaces exhibiciones
obscenas y sacrílegas.
Estos días se fomenta y se procura el pecado en múltiples
formas. En las sexuales contra el sexto y el noveno Mandamientos de la Ley de
Dios, que prohíbe toda relación sexual fuera del legítimo matrimonio en orden a
la procreación y perpetuación de la especie humana.
No sólo se fomentan los actos sexuales contra natura, sino
los actos sexuales de cualquier forma, con la soberbia de proclamarse libres de
toda norma que no sea la que ellos mismos quieran adoptar.
De tales relaciones se producirán también embarazos no
deseados y no pocos de ellos terminarán en el abominable crimen del aborto, que
ya azota nuestra Patria con 300 asesinatos diarios de inocentes no nacidos.
Por si fuera poco, en la orgía que se desata se producen numerosas
embriagueces, consumo de drogas, violencias, robos, blasfemias, despilfarros, gasto
público, ruidos, suciedad, accidentes y molestias, con perjuicio de muchos
vecinos y escándalo de otros muchos, incluidos niños y jóvenes. Y también hay
orgías gays con rituales satánicos y escenas que el pudor impide relatar.
También las infidelidades matrimoniales, los divorcios y
muchos vicios traen causa en esos excesos, sin excluir prostitución y trata de
personas.
Eso es lo que significan las banderas del Movimiento Gay y el
Orgullo Gay. Eso es lo que ustedes han predicado con esas banderas. Un oprobio
y una vergüenza.
Ustedes lo saben muy bien, ustedes confiesan a la gente,
conocen sus pecados.
Esto que han hecho ustedes no se entiende, salvo que quieran
aumentar la clientela de sus confesionarios. Es de locos.
Espero que procedan ustedes no sólo a rectificar, sino a
pedir públicamente perdón, especialmente a Dios, a la Iglesia y al pueblo en
general, en consonancia con el escándalo tan grave que ustedes han realizado.
Su hermano en Cristo,
José Luis Corral
Jefe Nacional del
Movimiento Católico Español
Madrid, 1 de Julio de
2017.
El Rector de la Basílica de Jesús de Medinaceli ha respondido lo siguiente:
El Rector de la Basílica de Jesús de Medinaceli ha respondido lo siguiente:
No soy responsable de lo que ha ocurrido, pero no por eso
dejo de pedir perdón a todos aquellos que se han sentido ofendidos. De verdad
que lo siento. Quizás sea una buena ocasión para pedir por todos, que el Señor
muestre su misericordia con nosotros y nos conceda la paz.
José María Fonseca Urrutia, ofmcap.
Rector de la Basílica de Jesús de Medinaceli.
Acabo de ver la noticia, no conocía este blog, y aunque hace tiempo de ella, en efecto es un escándalo que esto pase.
ResponderEliminar¡Que Dios nos perdone a todos y tenga piedad de nosotros!
Espero que la ciencia siga avanzando hasta que sea posible hacer entrar en razón hasta a las personas menos inteligentes que -sin darse cuenta de la esencia de la religión ni de su finalidad última- odian todo aquello que no entienden poniendo a Dios como justificación para ocultar su pánico a la pérdida de la supremacía establecida. Como bien decís en múltiples ocasiones: Viva España -pero una España libre, igualitaria y plural-. Buenos días.
ResponderEliminarClaro. Alex. Ya lo han inventado y lo aplicarán pronto. Un microchip implantado para que hagamos todo lo que nos mande el Nuevo Orden Mundial. Así los menos inteligentes comprenderemos que el fin último de la religión no es dar culto a Dios y seguir sus Mandamientos, sino darse por donde amargan los pepinos y además publicitarlo en la Iglesia, contraviniendo escandalosamente sus normas morales. La verdad es que no lo entendemos. Mientras lo entendemos o no y mientras nos implantan el chip ya tenemos a la Cifuentes y otros especímenes con sus leyes totalitarias LGTB con sanciones y castigos a quienes osen pensar diferente.
ResponderEliminarLo que tampoco entendemos es que siendo los menos inteligentes hayamos tenido alguna vez la supremacía establecida ni que por ese motivo sintamos pánico. En todo caso tendremos pánico a ciertas prácticas aberrantes y sus consecuencias, desde el sida al aborto, desde la natalidad hundida hasta la prostitución entera del ser humano.
En todo caso, para ser tan inteligente como presumes, no se te ve muy versado en la lógica.