Entre tapices, cuadros y retratos, lámparas y muebles, con una espléndida biblioteca, hombres recios y mujeres fuertes, sin tapujos y sin vergüenzas, desgranaron las avemarías y los padrenuestros del Santo Rosario, que el sacerdote dirigió mediante la contemplación de misterios relacionados con la Realeza de Cristo.
Tras el rezo se repartieron carnés y se impusieron medallas a militantes distinguidos y veteranos.
Impuso las
condecoraciones Carlos Batres, Presidente de la Hermandad de la Vieja Guardia.
Se finalizó, como no podía ser de otra manera, con el canto del "Cara al sol" brazo en alto.