Discurso para Valladolid
Hemos venido a la cuna de un
César en cuyo Imperio no se ponía el sol: Felipe II, que nació en esta noble
ciudad.
Hemos venido porque tenemos
Voluntad de Imperio, ansias de eternidad, grandeza de alma, afanes místicos y
guerreros. Para que triunfe la Hispanidad, que es Civilización, que es Lengua,
Cultura, Sangre y Religión.
Hemos venido a la Gran Promesa,
que tiene su Santuario en Valladolid. La Promesa del Corazón de Jesús al
jesuita Bernardo de Hoyos: “Reinaré en España, y con más veneración que en
otras partes”.
El Reino de Cristo no es
simplemente una devoción. Es el núcleo del mensaje cristiano para construir una
nueva sociedad, un nuevo mundo, una España mejor. Es el Padre Nuestro. Venga a
nosotros Tu Reino. No pedimos que nos lleve a su Reino, a los cielos, que nos
muramos. No, dice “Venga a nosotros Tu Reino”. ¿En qué consiste?: En que se
haga Su Voluntad en la tierra como en el cielo. En el Pan nuestro de cada día.
En el perdón de las deudas y de las ofensas. Debemos tanto a Dios en el
transcurso de nuestra historia y de nuestras vidas. Y hemos ofendido tanto a
Dios colectivamente en las últimas décadas: con el genocidio del aborto, con la
prostitución de la familia, con el materialismo, con las blasfemias devenidas
en libertad de expresión, con el perjurio, con la negación constitucional de la
Majestad de Cristo Rey, con la corrupción de la juventud, con la transgresión
pública y privada de todos los Mandamientos.
Por eso tenemos que pedirle a Dios que no nos deje caer en
la tentación, la principal de todas, la de trocar su culto y su servicio por el
culto a la Democracia,
la nueva religión pagana que nos imponen; y a su nueva
Biblia, llamada
Constitución. Y que nos libre de
todo mal, del mayor y del menor, del voto útil y del voto del miedo.
En definitiva, lo que pedimos en
el Padre Nuestro, el Reinado de Cristo, no es otra cosa que la Civilización
occidental y cristiana. La que llevamos al Nuevo Mundo y a los cinco
continentes, defendiéndola del asalto de los bárbaros, que ya están dentro y la
poseen. Que germinaban en aquel 1733 en logias y enciclopedias.
Uno de los fusilamientos de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles por milicianos frentepopulistas en 1936.
Esa Gran Promesa fue hecha en
esta ciudad y en esa Basílica en 1733. Su culminación escultórica es el
Monumento del Cerro de los Ángeles, ante el cual se consagró España en 1919 y
que también fue fusilado y dinamitado por los rojos en el 36, como quieren
hacer ahora con otros monumentos, como el de Onésimo Redondo.
El monumento en su inauguración por Franco el 24 de Julio de 1961, a los 25 años de su muerte en Labajos. Y en la actualidad. Tiene 31 metros de altura, por los 31 años que tenía Onésimo Redondo.
Su afán
iconoclasta, talibán y asesino de la memoria es una constante histórica. Desde
Mosul al Valle de los Caídos, desde Nínive a Valladolid, desde Irak hasta
España, los bárbaros del Estado Islámico y los bárbaros socialistas están en
una misma onda telúrica que procede del Averno.
Retablo del Altar Mayor y Cúpula del Santuario Nacional de la Gran Promesa.
Están en el Santuario Nacional de la Gran
Promesa los nombres de los 113.178 caídos por Dios y por España durante el oprobioso Régimen republicano
de 1931 y hasta el 1º de Abril de 1939. Ese es el
sagrado tributo de sangre que ofreció España a Dios. Nosotros no lo olvidamos.
No olvidamos nuestra historia. No olvidamos a nuestros muertos. Frente a una
mendaz y sectaria Ley de Memoria Histórica promovida por los mismos
conmilitones del mismo partido que fue autor de la inmensa mayoría de aquellos
crímenes. Los mismos que prohibían llevar luto por los muertos que ellos
mataban. Esos mismos quieren que desaparezca todo vestigio de sus crímenes. Los
asesinos quieren matar dos veces. Físicamente entonces. Y espiritualmente ahora.
El olvido es una segunda muerte. La definitiva.
La España en Marcha en Valladolid, Plaza de la Coca, el 8 de Marzo de 2015.
Pero aquí están nuestras
banderas. Y aquí estamos nosotros para gritar alto y claro que siempre,
siempre, estarán ¡Presentes! Caídos por Dios y por España ¡Presentes!
Nosotros hacemos solemne promesa
en este día de retomar el proyecto del Alcázar de Cristo Rey que fue proyectado
y no realizado.
La bandera rojinegra con las flechas yugadas en la Plaza Coca de Valladolid. 8-3-2015.
Hemos venido a las fuentes de la
Justicia Social, donde brotaron los viejos jonsistas, donde el
nacionalsindicalismo se hizo escuela y milicia, valor y verdad. Donde los
Onésimos, los Girón, Martínez Bedoya, Mercedes Sanz Bachiller, Dionisio Martín Sanz y Gutiérrez del
Castillo.
Juntas Castellanas de Acción
Hispánica, periódico Libertad, que publicó Los Protocolos de los Sabios de
Sión. Luego Igualdad. Luego J.O.N.S. Pensamiento y Acción. Cabeza y
Corazón.
Juntas de Ofensiva Nacional
Sindicalistas. Unidas a la Falange Española un glorioso 4 de marzo de 1934,
hace ahora 81 años.
Nacieron por afán de Justicia,
por recobrar una Patria herida de muerte; un pueblo castigado a la pobreza y a
la servidumbre.
Y lo necesitamos hoy tanto como
en los años 30 porque otra vez fúnebres presagios como negros nubarrones se
ciernen sobre nuestra Patria.
Mientras nuestros niños son
asesinados antes de nacer y nuestros ancianos son acechados por la muerte dulce
de la eutanasia, el puño del alfanje aporrea nuestra puerta, el avaro
capitalismo financiero internacional hace negocio mientras nuestras fábricas
cierran y nuestras gentes pierden el trabajo, el hogar y la familia. Y pérfidos
traidores se quieren repartir la túnica inconsútil y sagrada de nuestro
territorio para dar muerte a España y para que sobre sus huesos bailen un
aquelarre maldito los nietos de Pasionaria y de Carrillo.
Cuidado con los que se confunden
de banderas, que eso puede traer la muerte, como le pasó a Onésimo porque vio
banderines rojinegros y monos azules en Labajos. Todavía hay quien se cree que
tenemos algún parecido con los anarquistas, que alguna vez fueron serios,
aunque fueran criminales, y ahora son una chusma drogadicta y nihilista,
subversiva y amoral. Y algún extraviado confunde al Coletas con José Antonio.
Hay que estar muy extraviado.
Escudo de La España en Marcha, con la empuñadura de la Tizona del Cid.
Por eso quienes formamos “La
España en Marcha”, las organizaciones patriotas que hemos apostado por la
unidad, por la hermandad, por deponer toda diferencia legítima en aras de
nuestra Patria, hemos empuñado la Tizona
del Cid embrazada en un escudo. Porque necesitamos reconquistar España. Porque
tenemos que salvar a España.
Siguiendo a San Pablo: “Embrazad
el escudo de la fe, con que podáis apagar los encendidos dardos del maligno.
Tomad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu.” Ef. VI 16-17
San Pablo, que vino a evangelizar
España y así lo dice en su epístola a los Romanos, XV, 24. Porque Hispania, que
es el nombre de España en latín, ya existía antes que sus regiones actuales.
España no es el resultado de haber invadido e incorporado a otros pueblos de la
península. Las regiones se hicieron en el esfuerzo de la Reconquista y
culminada esta, se unieron de forma natural, a lo que les conducía
inevitablemente su geografía, su historia, su religión y su cultura.
Sí, nosotros somos los auténticos
españoles, los verdaderos españoles, los que no luchamos por miras personales,
sino por amor a nuestra Patria, que es España. Por eso aquí se ven banderas de
España. Y banderas de España con su gloriosa águila de San Juan, que representa
el Evangelio de San Juan, el catolicismo. Lo que Menéndez Pelayo describía como
“España, evangelizadora de la mitad del orbe, luz de Trento, espada de Roma,
martillo de herejes, cuna de San Ignacio”.
Frontal de la fachada principal del Templo Expiatorio de España en el Tibidabo. Santos españoles.
Somos pues, la conciencia viva de
España. Una España adormilada, engañada, frustrada, estafada.
Si levantaran la cabeza
levantarían también el brazo y nos acompañarían en esta lucha el Don Pelayo y el Cid, San Fernando y Jaime el Conquistador,
los Católicos Reyes y los infantes de Lara, Blas de Lezo y el Timbaler del
Bruch.
Con nosotros derribarían los
ídolos de la Democracia y la Tiranía Hernán Cortés y Juan de Austria, Pizarro y
el Gran Capitán.
Y escribirían nuestros discursos
Lope y Cervantes, y narrarían nuestras gestas el anónimo del Cantar del Mío Cid
y Alonso de Ercilla. Los endecasílabos de Juan Boscán y las cuartetas de
Berceo, las sátiras de Quevedo y los romances de Espronceda.
Grupo escultórico del monumento nuevo en el Cerro de los Ángeles. Representa la España misionera, con Isabel la Católica a la cabeza, Colón, Hernán Cortes, Fray Junípero Serra y tres indios.
Entrada a la Basílica del Cerro de los Ángeles, con San Isidro, San Isidoro y Fernando III el Santo.
Y rezarían con nosotros Isidro el labrador y San Fernando
el guerrero, Teresa de Jesús y Francisco Javier, y los mártires innumerables de
Zaragoza y del 36.
Como dijo Javier Martínez de
Bedoya, bilbaíno, jonsista del grupo de Valladolid:
"...Con nosotros el Ejército
imbatido, disciplinado, desinteresado, generoso y heroico. Con nosotros los
técnicos, los poetas y los Ministros de Dios. Fuera, a nuestro margen, los
enemigos permanentes de España: los rojos y los blandengues, los marxistas y
los politicastros..."
En esa lucha estamos
comprometidos hasta dar la vida. Decimos como Espronceda, en la canción del
pirata:
Y
si caigo, ¿qué es
la vida?
Por
perdida ya la di
cuando
el yugo del esclavo
como
un bravo sacudí.
¡¡¡
Arriba España !!!
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!
José Luis Corral - 8 Marzo 2015.
José Luis Corral - 8 Marzo 2015.