El 19 a las 19. Como una consigna. Para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa por las almas de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco, fallecidos en la misma fecha, 20 de noviembre, uno fusilado por los rojos en 1936 y otro tras dolorosa enfermedad en 1975.
El lugar fue la Capilla de Santiago Apóstol, situada en el madrileño barrio de Pacífico y perteneciente a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por Monseñor Marcel Lefebvre.
La celebración fue oficiada por el Padre Gastón Driollet, según el venerable rito de San Pío V, con la deferencia de hacer la epístola y el evangelio en castellano, por la abundante presencia de fieles sin misal que pudieron escuchar así la Palabra de Dios directamente.
Porque el templo se llenó y buena parte de los asistentes no eran habituales de estas celebraciones que antaño fueron el modo único en el que celebraba la Iglesia Católica de rito romano, pues hay otros ritos orientales. Y recibieron una honda impresión de una ceremonia que transmite tanta religiosidad cuando se realiza por este rito singular y bimilenario en sus orígenes.
Franciscus y Joseph fueron citados en la celebración y al final en el Réquiem solemne y cantado ante un túmulo vestido de negro y adornado con las banderas de la España nacional y de la Falange. La primera, procedente de una comisaría de policía donde ondeó hasta el cambio oficial de 1981, pues siguió siendo oficial hasta después de la vigente Constitución, en cuya edición magna figura el Escudo de España con el Águila de San Juan.
La Misa fue encargada por el Movimiento Católico Español, siendo la única pública y conocida que se ofreció simultánemente por ambas personalidades en la capital de España, la ciudad de Madrid.
A la salida, los periodistas entrevistaron a José Luis Corral y a otras personas presentes.
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