Acción Juvenil Española continúa su recorrido patriótico por la provincia de Madrid. En
Griñón hubo una visita al Colegio de la Salle, donde 12 hermanos fueron asesinados en 1936 por los rojos, aunque esas circunstancias las omite pudorosamente la placa que los recuerda en la calle.
Bello colegio, muestra del esfuerzo de las órdenes religiosas por enseñar a la infancia y juventud. Por cierto, las órdenes religiosas sufrieron la prohibición de enseñar, dictada por las democráticas autoridades de la II República, cosa de la que se habla bien poco. Por eso tuvieron que improvisar esos llamados "maestros de la República" de los que tanto hablan. Ya en mayo de 1931 comenzaron las quemas de iglesias, conventos y colegios religiosos, en 1934 la persecución cruenta y en la guerra una orgía de destrucción y matanzas que quieren que olvidemos con sus leyes de "memoria democrática". Pero nosotros no olvidamos y peregrinamos a los lugares donde se produjo aquella persecución.
En las proximidades del colegio quedó algún recuerdo de nuestra estancia, por si hay jóvenes o menos jóvenes que quieran alistarse a la defensa de la Patria y la Religión verdadera.
Y en la plaza mayor, espaciosa y bien conjuntada, paso obligado para todos los residentes y ágora de juego para los más jóvenes.
Sin olvidar el Cristo Aparecido, que se celebra con una representación cada año.
Ni el cementerio musulmán, creado para dar sepultura a la Guardia Mora de Franco.
Batres, con su castillo y con su iglesia, de altiva torre, también merece nuestra presencia.
Y Navalcarnero y su hermosa Cruz de los Caídos, a la vera de la Parroquia, ultrajada en parte, pero vivo testimonio de una Patria, de una Cruzada y de unos Caídos por Dios y por España.
Navas del Rey alberga un precioso Muso de la Guardia Civil, hecha particularmente por miembros del Cuerpo, que es mostrada gratuitamente y con todo lujo de detalles por un guía que es otro lujo.
Nos fijamos especialmente en los uniformes de quienes estuvieron al servicio del Cuartel del Generalísimo Franco, con emblemas y símbolos bien representativos.
El uniforme de negro es el que sirvió para despedir el duelo con el cadáver del Caudillo de España.
Estampas y recuerdos en las vitrinas, el Santuario de la Cabeza y tantos otros.
O el cuadro con todos los Guardias caídos de la Comandancia de Guipúzcoa, víctimas del terrorismo.
En
San Martín de Valdeiglesias, un detalle que quedó en la monumental Iglesia renacentista y barroca, junto al Ayuntamiento, bien adornado con la bandera nacional, y una foto donde estuvo la Cruz de los Caídos, en la placa con los nombres de los caídos arrancados, pero que sigue siendo lugar sagrado para nosotros.
También el Castillo de la Coracera merece nuestra atención, bien cuidado y de trazas hercúleas.
Y los Toros de Guisando, testimonios de nuestra prehistoria hace más de 2.000 años, lugar totémico y simbólico, donde se proclamó a Isabel la Católica como heredera del trono de Castilla que ostentaba su hermano Enrique el Impotente, que luego no respetó lo pactado e intentó hacer pasar por hija suya a Juana la Beltraneja, lo que provocó una guerra civil resuelta en favor de nuestra santa Reina, desposada con Fernando de Aragón, en contra de las pretensiones de Portugal, que se entrometió una vez más.
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