Dada la gran asistencia, hubo que habilitar sillas en el exterior. La lluvia caía mansamente, pero sin interrupción, como una bendición celestial. Afortunadamente, quienes construyeron la capilla la dotaron de amplios soportales a ambos lados del templo, desde los cuales se pudo seguir la ceremonia.
El consiliario, Don Manuel García, Párroco de Torrelaguna, recordó el martirio de tantos como sucumbieron dando testimonio de su Fe y perdonando a sus asesinos. Entre otros citó al Obispo de Barbastro y a los otros 12 obispos; a las enfermeras de Astorga sacrificadas en Asturias, como a los seminaristas de esa misma provincia; a jóvenes y mayores, religiosos de todas las órdenes, entregados a los más pobres y necesitados; seglares, gitanos... La mayor persecución religiosa que ha padecido la Iglesia Católica en toda su historia. Unos 2.000 ya han sido beatificados.
Tras la misa hubo un sencillo acto en el monolito principal, procediéndose a renovar la bandera nacional que preside, depositando una corona de laurel y siguiendo al toque de trompeta "La muerte no es el final" y el Himno Nacional. Luego, espontáneamente, el "Cara al sol".
Algunos amigos y conocidos aprovecharon la ocasión para hacerse fotos de recuerdo.
Y algunos también aprovecharon para comer juntos después, con las mesas separadas de 6 en 6, como manda la normativa sanitaria.
Para completar el día, el Santo Rosario por España ante el Monumento a la Santísima Virgen del Parque del Oeste.
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