La Onomástica del Caudillo, en la Festividad de San Francisco de Asís, ha sido recordada por un grupo de buenos españoles. Primero en el Valle de los Caídos, asistiendo a Misa de 11, y luego en el Panteón donde reposan sus restos mortales en el cementerio de Mingorrubio.
Algunos de los asistentes posan ante uno de los magníficos Escudos Nacionales que flanquean la imperial entrada a la Basílica.
El Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española convocaron una jornada de celebración conjunta del Día del Caudillo y de su Onomástica.
El día comenzó desapacible, con una fina lluvia de agua-nieve que nos recibió a modo de bendición celestial.
Para convertirse en un día espléndido y luminoso, luciendo el sol y vistiéndose de un intenso azul el cielo, adornado por las nubes.
El Jefe Nacional del MCE y AJE colocó un ramo de 5 rosas rojas adornado con un lazo con los colores nacionales en la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de La Falange.
Tras rezarse el Santo Rosario a las 10 y media de la mañana, la Santa Misa comenzó a las 11 en punto, saliendo procesionalmente; primero, los infantes de la Escolanía de Puericantores. La Misa fue cantada, con esa solemnidad que prestan sus voces blancas, en juego con las voces graves de los novicios y monjes.
Luego, los novicios benedictinos de esta Abadía, que forman un buen grupo y están a la espera de recibir otros nuevos.
Por último, los sacerdotes concelebrantes, también benedictinos. Entre ellos, el Prior, Padre Santiago Cantera, y el Abad emérito, Padre Anselmo Álvarez. Ninguno de ambos fue el celebrante principal, oficio que cumplen rotativamente los monjes. El señalado para este día recordó a San Francisco de Asís y también al Padre Gafo, dominico, martirizado tal día como este. Fue impulsor del sindicalismo católico y en tal condición, electo como diputado por Navarra en el Bloque de Derechas durante la II República. Ya son 55 los mártires beatificados que yacen en este sacrosanto lugar, además de otros cuyo proceso de beatificación sigue avanzando, por lo que se convierte en el segundo lugar de España por el número de beatos, tras el Camposanto de los Mártires y Caídos de Paracuellos del Jarama.
La afluencia a la misa fue masiva, respetando las distancias impuestas actualmente. Aun así, se llenaron los bancos de la nave principal y de ambas naves del crucero. Cientos de personas, muchos de ellos jóvenes y niños. A pesar del confinamiento de Madrid y otras ciudades de su área metropolitana. 5 de sus 7 millones de habitantes están confinados.
La salida ya sólo la hacen los sacerdotes, precedidos de los monaguillos con cirios encendidos y el incensario.
José Luis Corral recoloca los diversos ramos de 5 rosas para que queden geométricamente mejor y no tapen ni el nombre de José Antonio ni la Cruz.Muchas personas, casi todos los asistentes, visitan la tumba, se detienen un momento ante ella y hacen oración.
También es visitado el cenotafio de Franco, donde estuvo su tumba, en la parte posterior del Altar Mayor.
Ya en la salida, es el momento de que algunos de los amigos se junten para tener una instantánea del momento.
A continuación, una representación se trasladó al cementerio de Mingorrubio, para visitar el Panteón de Francisco Franco y su esposa, Carmen Polo de Franco, donde fueron depositadas las 5 rosas simbólicas mientras se cantaba el "Yo tenía un camarada".Tras de lo cual se rezó un responso.
Por último, el "Cara al sol" con los gritos de ritual.
No podía faltar también una visita a la tumba del Almirante Luis Carrero Blanco, junto a su esposa Carmen Pichot, enterrados en este mismo monasterio, donde se rezó otro responso breve.
Algunos aprovecharon para quedarse a comer en El Pardo.
Y luego se hicieron una foto con la Iglesia Parroquial y el Palacio al fondo.
Para completar la espléndida jornada patriótica, un café en el bar "Una, Grande, Libre", del Chino Franquista.
El 24 de Octubre, primer aniversario del traslado del cuerpo del Generalísimo, repetiremos la jornada, Dios mediante.
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