A despecho de prohibiciones, confinamientos, memorias democráticas y demás rugidos de la bestia totalitaria, nadie podrá impedir que los católicos y patriotas conmemoren y celebren las efemérides de su devoción.
El 1º de Octubre, Día del Caudillo, sin convocatorias públicas, sin organizaciones convocantes, de forma sencilla, muchos patriotas quisieron conmemorar la fecha y se acercaron a oír Misa al Valle de los Caídos, donde concelebraba la comunidad benedictina con su Prior Santiago Cantera y su Abad emérito, Anselmo Álvarez.
Hay cinco novicios en la comunidad y se espera entren otros próximamente. También estuvo la Escolanía de niños cantores, resultando una celebración litúrgica muy solemne a pesar de la sencillez, como sucede siempre en este lugar sagrado.Los fieles, a imitación de los novicios, también se pusieron de rodillas para recibir la sagrada comunión, en las gradas del altar. Delante, la tumba de José Antonio Primo de Rivera, con muchos ramos de rosas rojas agavilladas de cinco en cinco.
Siempre gusta hacer fotos para recordar estos momentos y estos lugares tan significativos.
Después, un selecto grupo de amigos quiso reunirse para comer, en mesas separadas como mandan ahora las normas sanitarias. Con la presencia destacada de Alfonso de Figueroa y Melgar, Duque de Tovar, Grande de España, que a sus 84 años no se lo quiso perder. Acompañando al ilustre genealogista, historiador, escritor y abogado, José Luis Corral, Carlos Pérez de Tudela y Benedicto Martín Amores.
Luis Plaza Valiente, Agustín Cebrián Velasco y algunos más. En la misa también estuvo Víctor Castellanos Antón junto a algunos miembros de Aes.
Y un recuerdo con el Rey Prudente, Felipe II, César de un Imperio donde no se ponía el sol.
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