Por dos veces consecutivas y próximas, el grupo parlamentario de Vox ha votado en contra de aclarar hechos, conductas y responsabilidades de personajes como Juan Carlos de Borbón y Felipe González.
Semejante postura se alinea con el bipartidismo de PSOE y PP para ocultar los enormes crímenes del sistema político actual, suprimiendo de facto esa supuesta oposición en temas fundamentales que la formación liderada por Santiago Abascal iba a protagonizar.
Negarse a levantar un pico de la alfombra bajo la que se esconde tanta inmundicia de corrupción y crímenes de Estado es hacerse cómplices de los mismos por ocultación.
Con esa postura, el partido que muchos votaron como mal menor a falta de otras opciones mejores, pasa a engrosar el viscoso entramado del mal mayor, definido como Democracia y sostenido por una Constitución, causa de los males que padecemos y que el partido de la bandera verde decía combatir, a la vez que defendía esa misma Constitución.
Como decía Vázquez de Mella, "alzan tronos a las premisas y cadalsos a las conclusiones".
Por cierto, que la plaza del noble tribuno tradicionalista sigue ostentando un nombre advenedizo y no ha sido restituido, como no lo han sido las calles con nombres que el revanchismo marxista de Carmena suprimió.
Vaya esto por el Alcalde Martínez Almeida, aupado también con los votos de Vox, que también prometió devolvernos el gueto de Madrid Central y más bien se propone reforzarlo suprimiendo del todo el tráfico por la Puerta del Sol. Y ha cerrado los parques y jardines de Madrid al disfrute de los madrileños durante el Estado de Alarma, siguiendo los dictados del totalitarismo que padecemos, cuando la epidemia no se transmite ni por el polen ni por las esporas de las plantas.
Eso y la sanción y exclusión para los militantes de Vox que se atreven a mostrar un patriotismo sin complejos en otros actos, a título particular, sin implicar públicamente a su partido, exclusión más propia de una secta que de un partido político.
Por ese camino, a los patriotas y cristianos consecuentes no nos queda otra opción que el voto nulo y la abstención activa, si no somos capaces de presentar candidaturas, cosa cada vez más difícil por la legislación totalitaria actual.
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