A pesar de ser un día laborable y desapacible, con frío, nieblas y amenaza de lluvia, cientos de personas han guardado cola desde primera hora para acceder a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, donde se oficiaba la Santa Misa en sufragio por las almas de José Antonio, Franco y todos los Caídos por Dios y por España.
El atasco en la carretera del Escorial a Guadarrama ya lo presagiaba, pues antes de la hora de apertura ya se formaba una caravana de vehículos de notables dimensiones.
Superados los controles de acceso, tras varias decenas de metros por la gruta horadada, se llega a la reja de hierro en la que empieza formalmente el templo, colocada allí para impedir que fuera más largo que San Pedro del Vaticano, templo cabeza de la Cristiandad, que tiene 193 metros. La cripta de la Santa Cruz tiene 262 metros, pero la reja limita lo que se considera templo.
Se llenaron casi al completo los bancos de la nave central y los de las naves del crucero, a ambos lados del Altar Mayor. Había predominio de varones, lo que resulta poco frecuente en las iglesias.
Durante la Consagración, el templo queda a oscuras y una sola luz ilumina el Altar y el Crucifijo que lo preside. La Misa fue concelebrada por 5 monjes benedictinos, entre los que se encontraba el Abad emérito, Dom Anselmo Álvarez Navarrete.
El oficiante principal, según el torno rotatorio que hacen los monjes, fue el Padre José Ignacio, que recordó la doctrina católica de rezar por los muertos, en este caso por Franco y José Antonio al cumplirse el aniversario de sus muertes, pero también por todos los Caídos que lucharon por una España mejor, aunque fuera desde bandos distintos, pues el Juicio lo hace Dios y nosotros sólo podemos rezar.
En el momento de la Comunión, que muchos recibieron de rodillas en las gradas del altar, se pudo apreciar mejor la tumba de José Antonio Primo de Rivera, cubierta de flores, en muchos casos las 5 rosas simbólicas que se corresponden con las 5 flechas y con los 5 reinos antiguos de España. Estuvieron los Jefes de Falange Española de las Jons, Norberto Pico, y de La Falange, Manuel Andrino. También Rafael López-Diéguez, Secretario General de Alternativa Española; José Luis Corral con una delegación del Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española; los generales Chicharro y Blas Piñar; Ramón Serrano-Súñez Polo, José Luis Jerez, Chen, el chino franquista, al que todos conocen ya, y otros muchos conocidos. Como es natural, también estaban varios nietos del Generalísimo Franco y Su Alteza Real Don Luis Alfonso de Borbón.
Tras la Comunión, el Santísimo Sacramento se retira solemnemente, portado por el Hermano Julio.
Terminada la Misa, los celebrantes se retiran procesionalmente.
El Abad emérito, Dom Anselmo Álvez Navarrete, O.S.B. El Prior, Dom Santiago Cantera, se encontraba en cama con 38º de fiebre, razón por la cual no pudo participar.
A la salida, los autobuses y coches particulares van llegando y ofreciendo a españoles y extranjeros el majestuoso espectáculo de uno de los monumentos más impresionantes del mundo, por su arquitectura, su significado y los muertos que alberga.
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