sábado, 25 de mayo de 2019

XL Aniversario del atentado contra Gómez Hortigüela y compañeros

Se cumplen 40 años del mayor atentado terrorista de ETA contra el Ejército Español. Fueron asesinados el Teniente General Luis Gómez Hortigüela, junto a los Coroneles Ávalos y Laso y el soldado conductor Gómez Borrero.
Así lo contó el Diario "El País":


Dos individuos disfrazados, armados con metralletas y granadas de mano, asesinaron ayer en Madrid, a las nueve y cuarto de la mañana, al teniente general Luis Gómez Hortigüela, jefe superior de Personal del Ejército; sus colaboradores los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Ávalos Jiménez, y el conductor civil Lorenzo Gómez Borrero. El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina a Clara del Rey, y los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales al trabajo.

El teniente general Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares del número 3 de la calle de Luis Salazar. El coche oficial en que viajaban, un Seat 1430 negro, matrícula ET-59413-O, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son de dirección única.Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró velocidad, puesto que enfrente hay un cruce con semáforos. No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos, pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera.
Los dos individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas. Por todos estos, detalles, podían confundirse perfectamente con los trabajadores de las construcciones que se realizan por los alrededores del lugar.
Aprovechando la poca velocidad del vehículo donde viajaban los militares, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas v dispararon dos ráfagas de metralleta, al parecer una por el costado del conductor y otra por la parte de atrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados e inmediatamente después los terroristas arrojaron una bomba, seguramente una granada de mano, que explosionó dentro del coche. Los dos autores del atentado se dirigieron acto seguido, a pie, haciala esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco, matrícula de Valladolid. No ha sido confirmado si en su interior esperaban otros dos terroristas, con lo que serían cuatro los participantes.
 
Dos individuos disfrazados, armados con metralletas y granadas de mano, asesinaron ayer en Madrid, a las nueve y cuarto de la mañana, al teniente general Luis Gómez Hortigüela, jefe superior de Personal del Ejército; sus colaboradores los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Ávalos Jiménez, y el conductor civil Lorenzo Gómez Borrero. El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina a Clara del Rey, y los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales al trabajo.


El teniente general Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares del número 3 de la calle de Luis Salazar. El coche oficial en que viajaban, un Seat 1430 negro, matrícula ET-59413-O, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son de dirección única.Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró velocidad, puesto que enfrente hay un cruce con semáforos. No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos, pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera.
Los dos individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas. Por todos estos, detalles, podían confundirse perfectamente con los trabajadores de las construcciones que se realizan por los alrededores del lugar.
Aprovechando la poca velocidad del vehículo donde viajaban los militares, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas v dispararon dos ráfagas de metralleta, al parecer una por el costado del conductor y otra por la parte de atrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados e inmediatamente después los terroristas arrojaron una bomba, seguramente una granada de mano, que explosionó dentro del coche. Los dos autores del atentado se dirigieron acto seguido, a pie, haciala esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco, matrícula de Valladolid. No ha sido confirmado si en su interior esperaban otros dos terroristas, con lo que serían cuatro los participantes.
El automóvil huyó por la calle de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la autopista de circunvalación, M-30, tanto en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas. Fue hacia ésta adonde finalmente se dirigieron.
Cuatro testigos
El lugar donde se produjo el atentado debía haber sido escogido con mucho detenimiento por los terroristas, porque ofrecía condiciones muy favorables para su acción. Es una calle de escasa circulación peatonal, no hay portales a un lado ni a otro y las salidas, muy próximas, conducen a vías de alta velocidad, que facilitan una rápida huida. Además, el teniente general hacía siempre el mismo recorrido sobre la misma hora. No llevaba escolta.
Por estas circunstancias, sólo cuatro personas que pasaban casualmente pudieron presenciar los hechos directamente, además de los niños del coleglo citado que pudiera haber en la calle. Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a la Brigada Regional de Información. Entre ellos había una chica. que sufría un fuerte shock nervioso.
En la zona habitan gran número de oficiales del Ejército, por lo que es frecuente la vigilancia de policías militares. Una patrulla de éstos prestaba servicio justamente en la colonia donde vivía el teniente general Gómez Hortigüela, en la misma puerta, por lo que no pudieron ver los hechos ni acudir a tiempo tras el atentado.
A consecuencia de las ráfagas y la exploslón de la bomba, resultaron muertos en el acto los tres militares, mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y salida de la masa encefálica. Inmediatamente fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la residencia de la Seguridad Social La Paz. Aquí falleció a los pocos minutos de ingresar.
Mientras tanto, el automóvil oficial había quedado con el techo reventado y todos los cristales destrozados. Dentro de él estaban los tres cadáveres: el coronel, que ocupaba el asiento delantero, recostado contra un cristal, y los otros dos, sobre el asiento trasero. Inmediatamente comenzaron a acudir patrullas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como numerosos militares y curiosos. El coche fue cubierto con una manta y un sacerdote que se acercó administr la extremaunción a las tres víctimas.
Se da la circunstancia de que una hija del fallecido, Pilar, iba a casarse hoy, también con un militar. Pilar era la penúltima en edad de los cinco hijos del teniente general.
Teniente General Don Luis Gómez Hortigüela
 El teniente general Gómez Hortigüela había cumplido 69 años el pasado 15 de abril. Natural de Burgos, ingresó en la Academia de Infantería en 1925. En 1943 ascendió a comandante, por méritos de guerra, y en el frente de Teruel consiguió por una acción heroica la medalla Militar individual. Ascendió a general en 1964, contaba entonces 54 años, lo que confirma una brillante biografía militar. Fue después gobernador militar de Santander, jefe de la brigada motorizada 31, gobernador militar de Zaragoza -ya como general de división-, jefe de la división Maestrazgo y ascendió a teniente general en 1971, encomendándosele la capitanía general de Valencia, a cuyo mando estuvo hasta que en 1975 pasó a la situación B, por haber cumplido la edad reglamentaria. En marzo de 1977 se le encomendó la Jefatura Superior de Personal del Ejército, cargo que ostentaba hasta ayer.
Coronel Don Agustín Laso Corral
 El coronel Agustín Laso Corral, de 60 años, natural de Mata de Almunia, Salamanca, casado y con cinco hijos. Agustín entró en el Ejército con 18 años y participó en la Guerra Civil. Diplomado en paracaidismo, escalada y esquí, ascendió a coronel con 59 años y, unos tres meses antes de morir, pasó a la escala B.
Coronel Don Jesús Ávalos Giménez
 
El coronel Jesús Ábalos Giménez, de 61 años, casado y con cinco hijos.
Ábalos entró como voluntario en el Ejército con 18 años. Durante la Guerra Civil alcanzó el grado de alférez provisional y al finalizar la misma continuó con la carrera militar.

D. Luis Gómez Borrero, soldado conductor del Ejército español.

El burgalés Luis Gómez Borrego, de 37 años, conductor en el Ministerio de Defensa, falleció en el atentado de Madrid en el que varios etarras atacaron un vehículo oficial del Ejército.
  El Entierro
La Policía acordonó el espacio de la calle Alcalá entre Gran Vía y Puerta de Alcalá, y entre Cibeles y Plaza de Neptuno, impidiendo al pueblo asistir a la misa funeral de "córpore insepulto" que se celebró en el Patio de Armas del Cuartel General del Ejército. No los pudieron esconder más, como acostumbraban, enterrando en la clandestinidad a las víctimas, por el rango del Teniente General y de sus acompañantes. Así lo contó "Arriba":

MADRID. (De nuestra Redacción.)—E! Vicepresidente´ primero para la -Seguridad y Defensa Nacional,
teniente general Gutiérrez Mellado, presidió ayer fel funeral oficiado por -el alma de las´cuatro víctimas
del atentado registrado el viernes en Madrid y que costó la vida del teniente general Gómez Hortigüela,
de los coroneles Laso del Corral y Avalos Jiménez y de´l conductor del vehículo, Lorenzo Gómez
Borrego.
Al funeral, celebrado en el patio de armas del Cuartel General del Ejército, asistieron también el Ministro
de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, y el del Interior, Antonio Ibáñez Freiré, asi como los familiares
de las víctimas, los jefes de los Estados Mayores de ´los tres Ejércitos, los ex Ministros Al-varez-Arenas
Pacheco, Casta ñon de Mena y Coloma´ Gallegos, el jefe de la casa de Su Majestad el ´Rey, marqués de
Mondéjar, y generales, jefes, oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas, que habían llegado con
anterioridad a la. sede del Cuartel General.
«Víctimas del odie, del fanatismo, de fe injusticia»
En ía celebración de la misa «corpore in sepulto», oficiada por el vicario general castrense, monseñor
Benavent, se observó un impresionante silencio de los asistentes.
Et vicario castrense se refirió en su homilía, entre otras cosas, a las trágicas circunstancias que reunían a
los presentes en eJ acto,- motivadas —dijo— por un ví¡ asesinato.
Añadió que rogaba al Señor concediera vida eterna para quienes han caído.«víctimas del odio, del
fanatismo y de la injusticia». Una vez finalizada la celebración de la misa, a cuyo término fueron
coreados por los presentes los gritos de «Viva España» y «Viva el Ejército», se interpretó e! himno
nacional y, seguidamente, a los acordes de «La marcha de los infantes», los cuatro féretros fueron sacados
a hombros del oatio de armas del Cuartel General del Ejército. Et féretro del teniente general Hortigüela
fue introducido en un armón, mientras que los féretros restantes lo fueron en coches mortuorios.
Comitiva fúnebre
Alrededor de las once de la mañana, la comitiva fúnebre se dirigió desde la puerta principal del Cuartel
General a la plaza de la Cibeles, con dirección a la plaza de la Independencia, donde estaba.prevista la
despedida del duelo. Mil seiscientos soldados, alineados en doble fita, cubrían et trayecto,
Grupos de centenares de personas se agolpaban a ambos todos del recorrido. Algunas de ellas, que
portaban banderas nacionales y símbolos falangistas, prorrumpieron¿ al paso de la comitiva, en gritos ¿3
«ETA asesina», «Ejército al poder», «Abajo los traidores», etc., y cantaron •l «Cara al Sol», con el brazo
derecho extendido,´ e intentaron romper el impresionante cordón policial montado á! efecto desde
primaras horas de la mañana.
Manifestación tras el funeral
Una vez despedido el duelo, se inició una manifestación por toda la calle de Alcalá, presidida por dos
pancartas alusivas al terrorismo. La primera de ellas pertenecía a mujeres de militares; la otra era una
pancarta de grandes proporciones, que decía: «Falange Española de la JONS contra el terrorismo.»
Durante toda la manifestación se corearon consignas ttpo: «ETA asesina*, ¿Franco, Franco, Franco» y
«Ejército, al poder». Por su parte, pequeños grupos de manifestantes gritaban contra el Gobierno y contra
los partidos políticos*
Aj llegar a! número 111 de Fa cails de Alcalá la manifestación fue cortada por un retén de la Policía
Militar, pero ía barrera fue rota por un grupo de manifestantes, que hicieron posteriormente lo mismo con
otra barrera situada en Jorge Juan..
E-l resto del recorrido de la manifestación hasta el cementerio de la Almudena se realizó sin apenas
incidentes, a excepción de algunos botes de humo que la Policía Nacional lanzó en las inmediaciones de
la plaza de Bami, cerca del cementerio.
Entierro del teniente general Gómez Hortigüela
Alrededor de las doce de la mañana llegó al cementerio de la Almudena la comitiva fúnebre que
trasladaba los restos mortales del teniente general Luis Gómez Hortigüela, y que estaba integrada por
unos 50 coches oficiales y alguno particular. ´
Ya en el interior del recinto, frente a la fosa se colocó la familia del general asesinado, mientras bajaban
él féretro del coche mortuorio. A continuación se, retiro la bandera que lo cubría, momento en el que se
escucharon tes salvas de ordenanza, disparadas por eí Grupo de Artillería de Campaña Autopro-• pulsada
número 11 de la División Acórazada. .
Seguidamente, se procedió a dar tierra a los restos mortales del general Gómez Hortigüela, mientras era
rezado un responso por un capellán militar.
Los num-srosos militares que presenciaron el acto, mientras la familia se retiraba, entonaron el «Himno
de Infantería», que fuá secundado por aquellos civiles que habían logrado pasar al recinto.
En el exterior del cementerio la Policía tuvo que cargar vanas veces contra los manifestantes, que
pretendían penetrar dentro del cementerio. M menos tres p-arsonas, una de ellas llevando una bandera
nacional, fueron detenidas y conducidas a la Dirección General de Seguridad.
Aproximadamente a las doce y media las fuerzas policiales recibieron orden de permitir e1 oaso a los
civiles, por lo que se retiraron del cementerio.
Los dos coroneles, enterrados en Alcalá
Por su parte, los coronelas. Avalos y Laso recibieron crisr tiana sepultura en el cementerio de Alcalá de
Henares.
Los féretros fueron trasladados en un furgón desde el patio de armas del Cuartel General del Ejército
basta Alcalá de Henares, a donde llegaron hacia las doce y cuarto del mediodía. Fueron recibidos por ©1
genera! jefe de la Brigada Paracaidista, subinspector de la Legión, gobernador militar da la plaza, Alcalde
de Alcalá y corporación municipal, así como gran número de jefes y oficiates, tanto de la Brigada
Paracaidista como de otras unidades. Un grupo de civiles, en su mayoría luciendo insignias con la
bandera nacional, gritaron «ETÁ asesina».
El acto religioso fue oficiado por el obispo de Alcalá, monser ñor Estepa.
Fuerzas de la Brigada Paracaidista formaron una hilera a lo largo del cementerio, hasta !a tumba en la que
fueron enterrados los dos coroneles. Los féretros iban cubiertos con la bandera nacional y fueron llevados
a hombros por jefes y oficiales paracaidistas.
Las familias de los dos coro-neles protagonizaron escenas de dolor, aunque dentro de una gran firmeza.
Tras rezarse un responso, se leyó ía oración del soldado de (a Brigada Paracaidista, y ur de los coroneles,
dirigiéndose a las- fuerzas congregadas, repitió las consignas de la Brigada, que fueron repetidas por la
tropa. En lo que respecta al conductor del vehículo, Lorenzo Gómez Borrara, sus restos mortales fueron
trasladados al cementerio de Alcobendas, donde fueron inhumados.
Manifestación ante el Gobierno Civil y Capitanía General
Sobre, tes doce.y media de la mañana se desarrollo una manifestación ante el Gobierno Civil de Madrid,
en la que participaron algo más de un centenar de personas.
Los manifestantes, que no llevaban banderas: ni pancartas, ni ningún otro signo político, dieron gritos de
«España. España», «Viva la Policía», y fuertes Insultos al Presidente del Gobierno.
La manifestación, tras la llegada de ía Policía af Gobierno Civil, se dirigió hacia Capitanía General,
donde. según la nota del Gobierno Civil ´la Policía tuvo que efectuar algunas cargas contra los
manifestantes para disolverlos.
Una hora más tarde, continúa la nota, había quedado totalmente normalizada, sin que se volvieran a
repetir alteraciones. No se practicaron detenciones,.
 El Gobierno intentaba evitar así los incidentes habidos a principios de año, con motivo de las honras fúnebres del General Consantino Ortín Gil, Gobernador Militar de Madrid, asesinado el 3 de enero.
Al funeral celebrado en el Cuartel General del Ejército, únicamente acudió dando la cara el vicepresidente para la Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado.  Las instrucciones del Gobierno eran que al término de las honras fúnebres, introducir de inmediato el féretro en un furgón estacionado en una puerta lateral y trasladarlo a toda velocidad al cementerio. Fue entonces cuando muchos jefes y oficiales estallaron de ira, rabia e impotencia ,reclamando que se colocara la bandera Nacional sobre el ataúd del general asesinado. Mientras otros jefes militares que acompañaban a Gutiérrez Mellado replicaron que “¿por qué hay que ponerle bandera?”. Ante tal frase la escandalera subiría a proporciones insospechadas, viviéndose  uno de los actos más tristes y bochornosos que se recuerdan de la transición.
Indignacion y gravísimos incidentes en el
entierro del Gobernador Militar de Madrid.
Generales, jefes y oficiales, a quienes intentaron sacar del Cuartel General del Ejército llevándoles con paso rápido hacia el  coche fúnebre, se sublevaron, impidiendo que el féretro del Gobernador Militar fuese sacado por una puerta lateral como querían  el vicepresidente del Gobierno, su séquito de ayudantes y algún que otro jefe. El espectáculo de indisciplina fue memorable. Gutiérrez Mellado fue agredido, zarandeado y empujado, y tachado de “¡masón!, ¡traidor! e ¡hijo de puta!”, mientras algunos de sus ayudantes se enzarzaba a golpes con otros jefes militares. Finalmente, el  féretro del general Ortín Gil, con la bandera de España, fue sacado por la puerta principal del Cuartel General, portado a hombros de  mandos del ejército, acompañados por centenares de compañeros y de ciudadanos que había asistido al funeral manifestándose por las calles de Madrid, al grito de “¡gobierno dimisión!, ¡ETA asesina! y ¡gobierno culpable!”.
Pero no terminarían ahí los problemas. Gutiérrez Mellado, indignado por el acto de indisciplina, ordenó al director del CESID, el general José María Bourgón, que le facilitara los nombres de los militares que habían participado en los gravísimos incidentes para tomar medidas contra ellos, a lo que Bourgón se negó en redondo contestándole “yo no soy ningún chivato de compañeros”, por lo que fue cesado del puesto. Tampoco su sucesor en el puesto, Javier Calderón, amigo de confianza de Gutiérrez Mellado y verdadero hombre fuerte del CESID, accedió a dar el nombre de los que habían tomado parte activa en los incidentes del funeral. 
En la Pascua Militar, el Rey zanjaría el asunto llamando la atención a los militares y recordándoles que “los peligros de la indisciplina son mayores que los del error”.

 Atentado del GRAPO en la Cafetería California 47, calle Goya.
Tras el entierro, aquella tarde el terror volvía a golpear Madrid, con una bomba colocada en la cafetería California 47, en el número 47 de la calle Goya, frente a la Iglesia de la Concepción y la sede de Fuerza Nueva, lugar frecuentado por gente patriota. 10 muertos y decenas de heridos fue el resultado de aquel siniestro atentado, que alguna prensa canallesca pretendió achacar a la llamada "extrema derecha", o sea, a las mismas víctimas.

La Centuria Gómez Hortigüela
En aquel ambiente, varios jóvenes de Fuerza Joven que llegaron al Cementerio de la Almudena para dar el último adiós al Teniente General, se juramentaron para formar una Centuria nueva en el distrito, que se implantaría territorialmente desde Ventas hasta Ciudad Lineal, Canillejas y San Blas. A su vez, esa Centuria sería el embrión más tarde del Movimiento Católico Español.
El primer Jefe de la Centuria fue Alberto Carrasco Mateas, que sigue en contacto con el MCE y ha sido candidato en estas elecciones municipales.

José Luis Corral, Jefe de la Centuria Gómez Hortigüela, en un mitin un 9 de Febrero en homenaje a Matías Montero.
Una hija del Coronel Ávalos, Lourdes, fue la Madrina de aquella Centuria.

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