El féretro con su cuerpo fue llevado hasta el pueblo de Litago del Moncayo, de donde era oriunda su familia y residen sus padres.
Llevado a hombres de sus familiares y amigos más allegados, fue trasladado primero a la iglesia del pueblo.
Se celebró la Santa Misa, en un templo abarrotado de fieles, gente del pueblo, familiares y amigos, algunos venidos de otras provincias para dar su último adiós a Víctor y condolerse con su familia. Al término del acto religioso se ha entonado "El novio de la muerte" y recitado una de las 12 sentencias del Credo legionario, "El espíritu de la muerte".
Por fin, el cuerpo ha sido enterrado con cristiana sepultura en el cementerio del pueblo, entre escenas de duelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario