viernes, 13 de octubre de 2017

La Hispanidad en Montjuich. 2017

 Otro año más la montaña sagrada que fue dedicada a Júpiter por los romanos y en la que tanta sangre cristiana se ha derramado, fue escenario, bajo el Patronazgo de San Jorge, caballero andante vencedor de dragones, del testimonio de hidalguía hispánica de aquellos que no se resignan a perder España en estos momentos dramáticos. Y que no quieren renunciar a nada del rico acervo patriótico español. Es arriba, en la montaña, en este acto, donde se da cita el más genuino patriotismo español. El que sabe reconocer las legítimas diferencias. Aquí no se excluye a otros patriotas, como hacen los que se llenan la boca de democracia, tolerancia y libertad para cargar a continuación contra los que llevan la bandera más significativa y completa de todas las de España, la que luce orgullosamente el Águila de san Juan, símbolo de su catolicidad. Son tan ignorantes y cortos de inteligencia que no alcanzan a percibir su propia contradicción. Y rebuznan su nuevo lema: "no somos fachas, somos españoles". Como si por eso les fueran a perdonar la vida.


 La plaza de San Jorge volvió a llenarse de gente de toda clase, edad y condición, para vivir el patriotismo de primera línea.



 Desde las 10 de la mañana se fueron preparando los puestos y la decoración del acto. Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española se colocaron en su clásico sitio, adornando el parterre con banderas de España aguiladas.

 El clásico material de banderas, bufandas, llaveros, insignias, parches e imanes. Junto a las nuevas remesas de lotería, calendarios y pegatinas, recién salidas de la imprenta, que gozan de gran aceptación entre el público patriota.

 A las 11,30 de la mañana comenzó una marcha de juventud desde la Plaza de España, enarbolando banderas y coreando las clásicas consignas como "No nos engañan, Cataluña es España", "Puigdemont a prisión", "España una y no cincuentayuna", etc.


 Una de las pancartas estaba encabezada por dirigentes de La Falange, como Manuel Andrino, Jesús Muñoz y José García, además de varios condenados por la entrada en la librería Blanquerna, tema de la pancarta.

 Al final, coreografía de bengalas, humos y banderas.
Y quema de esteladas.
Ahora sí que se llenaron los puestos y algunos artículos, como las banderas y bufandas, se agotaron.
Comenzó el acto, presentado por Luis Mateos. Se rezó un Padrenuestro por el alma del aviador fallecido tras participar en el desfile militar en Madrid y por todos los Caídos.
Hubo un común denominador en todos los oradores de denunciar el estado de cosas perpetrado durante 40 años por los fautores de la Constitución y el Estado de las Autonomías. En no fiarse de los políticos que tienen el poder en cualquiera de las administraciones. Y en exigir contundencia y castigo frente a la sedición y la traición de los separatistas.
El joven Juan de Haro, líder de DNJ, la rama juvenil de DN, puesto en el que ha sucedido a Pedro Chaparro, se refirió precisamente a la historia del perjurio y la traición que trajeron de la mano a la democracia liberal y esta nefasta Constitución.
 Vicente Estarelles, en perfecto catalán, se quejó de la imposición del dialecto barceloní para suprimir el valenciano y el mallorquín, entre otros. Las lenguas no son separatistas, son los separatistas los que las ponen como excusa para defender el separatismo.
José Luis Corral insistió en la idea de que España es anterior a sus regiones, una creación geográfica en una Península, un sustrato humano y racial común, una identidad, cultura y religión comunes. Los separatistas usan símbolos inventados, con figuras geométricas, porque no tienen una historia verdadera, sino una ideación intelectual inventada. Por eso utilizan una cuatribarrada robada a la Corona de Aragón, un triángulo y una estrella de cinco puntas. Mientras que la bandera de España y los símbolos de su escudo son como una fotografía de diversos momentos de una historia más que bimilenaria. No se han inventado con una escuadra y un cartabón, como los países africanos, sino que reflejan el fin del mundo que estaba en las columnas de Hércules, la Legio romana que dio lugar a León, los castillos de la Reconquista, las cadenas de las Navas de Tolosa, las barras de un Mediterráneo dominado por la escuadra aragonesa, la granada del último reino moro reconquistado, el yugo y las flechas de los Reyes Católicos, el Águila del Evangelista San Juan como símbolo de la catolicidad y el lema "Una Grande y Libre" de la última Cruzada.
Frente a los sofismas del Vargas Llosa, que habla de un encuentro hace 500 años, leyó la Oda a España de San Isidoro, el sabio y santo autor de "Las Etimologías", hace 1.500 años.
Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange, pronunció el que puede ser su último discurso, si Dios no lo remedia, antes de ingresar en prisión por haber entrado durante 1 minuto en la librería Blanquerna gritando "No nos engañan, Cataluña es España" y "Catalanidad es Hispanidad", junto a otros 13 camaradas.
Explicó que la Falange se opuso en su día a la Constitución y a las Autonomías porque sabía que sucedería lo que ha sucedido. Manifestó la decisión de los falangistas de impedir a toda costa que España se rompa. Y criticó duramente a los jefes militares que han permitido tantas afrentas en los últimos tiempos. Atacó a los cabecillas independentistas que no han cesado de enriquecerse ilícitamente, amasando incalculables fortunas mientras acusaban a España de robar a Cataluña.
 Manuel Canduela, Presidente de Democracia Nacional, estuvo arrollador, en su línea habitual. Señaló la conjunción de la cesión de soberanía al mundialismo, de la invasión musulmana y de la traición separatista como partes de un todo diseñado por el sionismo.
Por eso tenemos que defender nuestra tierra y alertar al buen pueblo español, que está reaccionando, muy especialmente a su juventud, cuya parte más luchadora está con nosotros.
Porque nosotros somos los que siempre hemos defendido esto mismo, mientras que otros que ahora se manifestan en otras partes estaban cómodamente instalados en los partidos del sistema.
 El público que llenó el recinto y espacios adyacentes, escuchó complacido, aplaudió y coreó consignas en todo momento.




 Al final se produjo la Jura de Bandera, desfilando los asistentes para besar la enseña nacional que había presidido el acto.
Para finalizar, el Himno Nacional con la letra de Pemán, cantado por la gran mayoría y seguido en posición de respeto.
 La gente demoró la marcha, pues se está muy a gusto con camaradas y amigos, departiendo y compartiendo.
 La gente del MCE y AJE se hicieron al final la clásica foto con banderas, para recordar un día histórico, para algunos su primera vez, para otros, un eslabón más de una larga cadena.

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