Inmediatamente, la mafia democrática se ha puesto al frente, no para acaudillar la vigorosa reacción patriótica española, sino para frenarla y desviarla.
Como no parecen suficientes los frenos que pone el gobierno democrático de Mariano Rajoy a la España viva y a sus Fuerzas Armadas, echaron mano de todos los viejos trucos de la propaganda y el politiqueo más rancio. Y pusieron como artistas principales a dos jetas monumentales, dos experimentados mamporreros del democratismo.
Mario Vargas Llosa, Premio Nóbel, quiso ahondar en la mentira de que los últimos 40 años han sido los mejores de nuestra historia, gracias a la democracia y a la Constitución. Años de plomo y gritos del silencio, de terrorismo y aborto. Años de rupturas familiares y nacionales, de latrocinio y corrupción, de siembra de todo lo malo que ha florecido ahora, de materialismo y descreimiento, de opresión sobre los "charnegos", sobre los inmigrantes, que según el novelista peruano venían a Barcelona en los años del franquismo buscando los resquicios de libertad que él también encontró y le permitieron vivir una etapa feliz. O sea, que aquella felicidad fue a pesar del franquismo. Mientras que las actuales desgracias son a pesar de la democracia.
Mientras, José Borrel, Ex ministro socialista y ex líder del PSOE, uno de los mundialistas más acreditados, cointroductor del genocidio abortista legal en España, coautor de la inmensa ruina, paro y destrucción de nuestra economía durante los gobiernos de Felipe González, impulsor de nuestra inclusión en los organismos mundialistas con menoscabo de nuestra soberanía, siempre instalado en puestos de relieve españoles y europeos, habló todo en catalán y se refirió a los presentes como "Ciudadanos de Cataluña", nombró una sola vez a la España democrática y con menosprecio de los muchos que no entienden la lengua particular y sí entienden la lengua de la unidad y la universalidad, que es el castellano. Toda su pobre argumentación fue que ellos no eran menos catalanes que los catalanes independentistas. Y que compremos cava catalán en cuanto lleguemos a casa. ¿Le darán comisión?
Como es natural, todos los medios de comunicación han aplaudido la actuación de los dos impostores. La voz de su amo.
Gracias a Dios, los verdaderos patriotas no nos tragamos sapos ni culebras. Ni el sapo de Vargas ni la culebra de Borrell.
Aun así, el inmenso océano rojigualda, de banderas españolas y también cuatribarradas de la Corona de Aragón, injustamente secuestradas por los catalanistas, superó todas las expectativas y fue un gozo a la vista de cuantos pudimos contemplar las escenas.
La multitud, de sentimiento español y con poca visión política, coreó muchos de los lemas de pasados días que han popularizado minorías mucho más selectas, conscientes y combativas, como "No nos engañan, Cataluña es España" o "Puigdemont a prisión", que quiso ser contestado por los micrófonos y condenado después por los partidos políticos parlamentarios, a los que ingenuamente votan estas masas. Unos pobrecitos repitieron alucinados "no somos fachas, somos españoles", sin darse cuenta de que eso que llaman fachas son la quintaesencia de lo español, los que llevan luchando sin cesar muchos años, mientras que otros lo hacen una vez cada muchos años, y manipulados.
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