El Jefe Nacional aprovecha sus viajes para contactar con camaradas nuevos y proveerles de propaganda y documentación, así como hacer planes de actuación en función de las posibilidades de cada lugar y cada grupo.
Junto con ellos, no falta el recorrido por los lugares simbólicos más representativos, que constituyen un acicate para la salvaguarda de nuestro ideal.
Lugares tan emblemáticos como Simancas, que resistió el asedio de las hordas rojas hasta la muerte de todos sus defensores.
En el templo construido en aquel mismo lugar en la posguerra se guardan los restos y el recuerdo de aquellos caídos en impresionantes panteones.
El 21 de agosto se oficiará la Santa Misa en su sufragio, como se hace cada año.
Quedan todavía Cruces de los Caídos, que dan testimonio de aquel sacrificio sublime Pro Deo et Patria.
Nombres que encabeza siempre José Antonio Primo de Rivera.
En algunos casos se han añadido recientemente los mártires beatificados por la Iglesia, que perecieron a manos de los mismos verdugos sanguinarios e impíos.
Quedan también calles que recuerdan otros tiempos, especialmente en pueblos pequeños.
Quedan retablos, quedan imágenes, como estos de la Colegiata de Dueña. Retablos góticos y Santiago patriota a más no poder.
Y queda muy cerca Portugal, que ofrece sitios encantadores y lugares religiosos plenos de significados, como este Santuario del Sagrado Corazón de Jesús en Viana do Castelo, erigido en 1943 en tiempos de Oliveira Salazar, imitando el famoso Sacré Coeur de París.
Y nosotros, que vamos sembrando nuestra semilla por doquier, para que las gentes de buena voluntad, especialmente la juventud, se aliste en el movimiento salvador de España.
Una España seca y en ruinas, donde sólo permanece en pie la Iglesia. España nos necesita.