Varios militantes del Movimiento Católico Español ante la tumba del Padre Rubio, en el atrio de los jesuitas en cuya parte superior quedó el automóvil del Presidente del Gobierno Don Luis Carrero Blanco, que murió junto al conductor y los dos policías de escolta que les acompañaban, la mañana del 20 de diciembre de 1973.
A los 40 años de su asesinato, se celebró la Santa Misa en sufragio de su alma en la Capilla del Santísimo a la que se accede por el mismo atrio. Asistió cerca de un centenar de personas.
El Padre Rubio, ya San José María Rubio, incansable apóstol del Sagrado Corazón de Jesús, de su monumento en el Cerro de los Ángeles y de la Consagración de España al mismo, en su mausoleo. Al otro lado de la pared, dentro del templo principal, quedan los restos calcinados de San Francisco de Borja, tras el incendio, provocado por los rojos al inicio de la II República, de la iglesia de los jesuitas que estaba en la calle de La Flor, semiesquina a San Bernardo y Gran Vía.
A la entrada por la calle Serrano está el sepulcro de otro gran jesuita, el Padre Huidobro, capellán legionario, muerto en el frente, en la Cuesta de las Perdices, donde auxiliaba espiritualmente a los soldados de ambos lados que encontraba heridos o moribundos.
Un verdadero tesoro espiritual, este templo de los jesuitas dedicado a San Francisco de Borja, en la calle Serrano de Madrid, donde suele haber confesores y numerosas misas.