El Movimiento Católico Español y Acción
Juvenil Española con "La
España en Marcha"
Estamos hoy aquí porque es 12 de Octubre y no en vano
ha sido declarado como Día de la Fiesta Nacional de España.
Porque el 12 de Octubre es el Día
del Pilar, es decir, el comienzo de la Fe Católica en España, que es la que nos
da un sentido de la vida,
una cosmovisión y un modo de ser muy distintos a los de otros pueblos.
La Hispanidad
Porque el 12 de Octubre se descubrió
América, convirtiéndose tal episodio en el comienzo de la Gran Obra Universal
de España, que es la Hispanidad. No sólo descubrimos un mundo nuevo, que estaba
anclado en la prehistoria, en la Edad de Piedra, en los sacrificios humanos, la
esclavitud y el desprecio por la dignidad del hombre. Es que comenzamos un
Nuevo Mundo, lleno de cultura, gracia y esplendor, echando las semillas de
nuestra religión, nuestra lengua común,
el castellano; nuestra
sangre y nuestras costumbres, que hoy se encuentran vivas en 500 millones de
seres.
Y lo celebramos hoy, un 12 de octubre de 2013,
cuando esa civilización, esa cultura, esa moral y esa unidad están más
amenazadas que nunca, cuando existe el peligro de disolución de nuestra Patria.
Violencia e intimidación en Cataluña
Lo hacemos en un clima de violencia e
intimidación física, política, económica, educativa y social que ha llevado a
cientos de miles de catalanes al exilio y a millones a guardar silencio,
plegarse a las imposiciones linguísticas, a las multas, a la enseñanza
obligatoria en catalán hasta el punto de fomentar el fracaso escolar y la
discriminación laboral entre varias generaciones de jóvenes catalanes.
La violencia no la originan una
docena de españoles que interrumpen un minuto un acto separatista más en la
celebración de la Diada en Madrid. No, la llevan causando, desde hace décadas,
los catalanistas, separatistas o no, que primero se creían superiores y se lo
siguen creyendo. Los que llamaban charnegos a los inmigrantes. Los mismos
burgueses que se beneficiaron de la
esclavitud en Cuba o de los beneficios aduaneros en la Península, comprando
fábricas textiles y metalúrgicas en Andalucía y Extremadura para luego
cerrarlas y acusarlas ahora de que viven de la subvención y de los impuestos,
más bien pocos, de esos mismos burgueses. Ese complejo de superioridad se alió
con el complejo de inferioridad de numerosos inmigrantes, que incapaces de
soportar la afrenta y la humillación, presos del síndrome de Estocolmo,
decidieron unirse a sus explotadores. Ahí están para demostrarlo los Carod Rovira, que se
cambió los apellidos, los Montilla, las Chacón y otros de la misma condición.
Y mientras tanto, los sucesivos
Gobiernos centrales, cómplices del mal, más atentos a los votos y a sus
necesidades parlamentarias coyunturales que al bien de la Patria y al peligro
de un separatismo creciente y desafiante. Y el inquilino de la Zarzuela, a
matar osos y elefantes y a arruinar a la Seguridad Social con su maltrecho
esqueleto y con su infeliz anatomía.
Y a firmar lo que le echen, sea matar niños inocentes por 120.000 cada año, sea
constituciones o estatutos o lo que sea, con tal de que quede claro, eso sí,
que lo que juró ante Dios y los Santos Evangelios de defender el Estado
Católico nacido de la Cruzada de 1936 le importa un bledo y que piensa hacer
todo lo contrario. Por eso tampoco estará presente en la multitudinaria
beatificación de 522 mártires de mañana en Tarragona, como no estuvo en ninguna
de las anteriores. Mártires de los mismos asesinos que repetirían su acción si
pudieran, como lo prueban sus
palabras y sus hechos, las bombas en el Valle de los Caídos, en
la Almudena y en el Pilar. Ellos son los mismos hijos de Satanás de siempre y
nosotros somos los mismos españoles y cristianos auténticos que les vencimos
entonces y les volveremos a vencer.
Llamamiento a la unidad y a la lucha
El Movimiento Católico Español y
Acción Juvenil Española llaman a todos los buenos españoles a movilizarse
contra la miserable traición de los separatistas en Cataluña, cuyo Parlamento
ha aprobado por mayoría una declaración proclamando su propia soberanía bajo el
eufemismo de “derecho a decidir”.
Dado que la Unidad de España debe ser
sagrada, como don precioso del Dios
de la Historia, regalándonos esta Nación bimilenaria,
conservada no sin el sacrificio, el sudor y la sangre de millones de
antepasados nuestros, es obligación inexcusable de todo español acudir a la
defensa de la Patria, en peligro por los ataques de traidores interiores y por
la debilidad de un gobierno y de un sistema democrático que se ha manifestado
como un cáncer corrosivo y aniquilador.
Para preservar y defender esa Unidad
somos varias las organizaciones que nos hemos conjuntado en “La España en Marcha”,
signo real de esa misma unidad que queremos defender, mientras que otros que
dicen querer defender lo mismo se aíslan en suicidas particularidades, inútiles
individualismos y supuestos purismos.
El camino de la Unidad, la de España
y la de las fuerzas nacionales, será largo y difícil. Por ello necesitamos el
concurso, el compromiso, la asistencia y la ayuda de cuantos sienten de verdad
esa necesidad, sin escudarse en necios subterfugios.
Día de la Raza
Hoy es también el Día de la Raza. Bien
pronto comprendió nuestro pueblo, afirmado en su creencia cristiana, que el
genio de nuestra raza no está en el epitelio, ni en el cabello ni en el color de
los ojos. No, el genio de nuestra raza está en los pinceles de Murillo y en el
cincel de Salzillo, en la lengua de Cervantes, y en la mística de Ávila, en la
Tizona del Cid y en las Navas de Tolosa, en los muros del Alcázar y en la nieve
del Volchov…….
……en el trabajo bien hecho, en la familia y en la madre,
en el culto al honor y en la palabra dada, en la rebeldía de Viriato, en la
campana de Huesca, en el Timbaler del Bruch, en la lata de Cascorro y en el
puñal de Guzmán.
Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.
Breve Historia de España y Cataluña
Hispanos eran los patronos de
Barcelona, Santa Eulalia y San Cucufate, ahora llamado Cugat, que tenían plena
conciencia de hispanos, pero que no sabían que 1200 años después también serían
catalanes.
Porque no es que España se haya
formado invadiendo a otros pueblos o naciones. No. España era preexistente a
cada una de las regiones que ahora la forman.
Ya con Roma hubo unidad de Hispania,
de España. Unidad política y cultural, aunque no independencia, que no se produciría hasta la caída
del Imperio Romano y la entrada de los visigodos, que tuvieron sus primeras
capitales en Tolosa, ahora de Francia, y precisamente en Barcelona, antes de
pasar a Toledo. No existía Cataluña; lo más próximo y parecido era la
Tarraconense, demarcación hispánica donde llegó precisamente San Pablo. A
España, no a Cataluña. Porque España sí existía entonces Y Cataluña no. Ni
Castilla, ni Andalucía, ni otras regiones actuales. Porque España es anterior a
sus regiones. Las regiones, de regio, de lo propio del rey, se formaron
después, con la Reconquista.
Como no existían tampoco el catalán
ni el castellano. El latín era la lengua común de toda Hispania. De su
corrupción en el uso, de no hablarlo bien, surgieron las diversas lenguas
romances, como portugués, gallego, castellano, catalán, francés o italiano.
Y hubo de forjarse esa traición
precisamente en Cataluña, en las oligarquías catalanas, que a partir del Corpus
de Sangre de 1640 se ofrecieron al tradicional enemigo francés, provocando el
gran costurón en la secular unidad, el que aún perdura en la frontera con
Portugal. Porque fue aprovechando esa traición, en medio de la guerra de los 30
años contra las principales potencias europeas, cuando se produjo la felonía y la
ruptura por ahora definitiva del ibérico solar. Fue entonces cuando perdimos la
Cataluña norpirenaica y en ella se
perdió la lengua catalana, que allí sí fue perseguida, cosa
que jamás ha ocurrido al sur de los Pirineos, por mucho victimismo que exuden
por su hígado estropeado los separatistas.
Traición que se volvió a repetir
medio siglo después, cuando ya asentado Felipe V, jurados los Fueros y acatado
por todos, las instituciones catalanas cometieron la vileza de volver a
entregarse a los manejos de potencias extranjeras. Perdimos Menorca y Gibraltar
y una larga guerra se prolongó enconadamente por la tozudez de unos individuos
que no luchaban por la independencia, sino por otro Rey que ya no era ni
siquiera pretendiente, pues había encontrado otro trono donde aposentar sus
inquietas posaderas.
El protagonismo fue para un individuo
que siguen reivindicando los separatistas, por el solo hecho de haber
prolongado inútilmente una guerra que ya no tenía ningún sentido. Le costó una
herida y un cómodo retiro, sin que fuera molestado por nadie. Rafael Casanova se llamaba el fantasma.
Nadie parece recordar que en aquella
ocasión quedaba manco para siempre quien ya era cojo y tuerto por otras
batallas.
Era un vasco de Pasajes. Se llamaba Blas de
Lezo.
Con 17 años cojo. Pierna amputada.
Con 19, tuerto. Perdió el ojo. Y el brazo el 11 de septiembre de 1714, justo
cuando la Diada.
Cojo, manco y tuerto a los 26 años.
Uno de los mejores marinos de todos los tiempos. Participó en la guerra de
Sucesión, en batallas francohispanas contra los ingleses, humilló a Génova y a
Orán y derrotó a los ingleses numerosas veces.
Exhorto final
Y ese es el problema, la raíz de
todos los males que padecemos, el pudrimiento de nuestras raíces católicas, de
nuestra moral, de nuestras costumbres.
El problema es que se ha trocado la
antigua religión por una nueva religión, llamada democracia.
La Unidad de España es sagrada. Por
ella estamos dispuestos incluso a morir.
Quien no quiera ser español, que no
lo sea. Désele un estatuto de apátrida y que pierda sus derechos políticos en
España. O que se largue, que el mundo es muy grande.
Ninguna región tiene derecho a
separarse. Ni siquiera con el consentimiento de los españoles. Como dijo José Antonio, “si
España quiere suicidarse, se lo impediremos”.
La secesión es traición. Los que la
promueven son traidores Los que los dejan impunes son traidores también. Y los
traidores merecen la muerte
ignominiosa.
El Ejército español tiene la
obligación de impedir la secesión. Y odo buen español también. Esa obligación
no comienza el día en que se proclama oficialmente, sino desde que se siente la amenaza. Y la
amenaza es evidente.
Hay que militar ya,
comprometidamente, en las organizaciones patriotas.
Españoles, ¡La Patria está en
peligro! ¡Acudid a salvarla!
¡¡¡
ARRIBA ESPAÑA !!! ¡¡¡ VIVA CRISTO REY !!!
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