viernes, 17 de mayo de 2019

Madrid, Ciudad Prohibida. ¡Libérala! ¡VOTA MOVIMIENTO CATÓLICO ESPAÑOL!

 Aquel Madrid abierto, donde todos cabíamos, ha sido secuestrado por los políticos y sus originales ideas. Especialmente se han cebado contra el automóvil, ese invento maravilloso que permite al hombre desplazarse y llevar cosas de un lado para otro a su ritmo, de puerta a puerta, con el horario que quiera, comprando, transportando, visitando, charlando, consumiendo, rezando, paseando o viendo tanto como hay que ver en Madrid. Ahora, Madrid es sólo para algunos privilegiados atletas capaces de caminar grandes distancias o para la gente con mucho dinero, que puede comprar coches ecológicos, aparcarlos y recargarlos, o pagar un taxi, que no está de más, pero que el ciudadano medio no puede coger todos los días. MADRID CENTRAL, le llaman a la ocurrencia, pero que se parece a la famosa CIUDAD PROHIBIDA de Pekín.


 Se hizo la calle Alcalá y se hizo la Gran Vía a costa de derribar muchos edificios antiguos, iglesias y conventos. Mal hecho, pero ya es inevitable. Y ahora, ¿para qué? Para que esas grandes vías de tránsito sólo puedan ser utilizadas por unos pocos, no por todos, como siempre se hizo. Entre esos pocos, los que llevan coche oficial pagado por los contribuyentes, claro. Como tantos edificios del centro con los que se ha ido quedando una Administración mastodóntica, que se expande como un cáncer en metástasis por toda la zona central de la capital de España.
Un Madrid desaparecido, pero todavía recuperable y mejorable. Aunque habrá que reparar los destrozos causados.
Algunas reparaciones son muy sencillas. Libertad en vez de prohibición. Facilidades en vez de impedimentos. ¿Para qué se construyeron tantos grandes aparcamientos en el centro? Y harían falta más. Sí, se puede entrar si se aparca en ellos, pero sólo los coches con la dichosa etiqueta. Un coche, aunque sea más antiguo, si va directo a un aparcamiento, no contamina tanto.
 ¿Para qué se han construido tan enormes aceras? ¿Para que las ocupen los manteros, aumentando la inseguridad, la incomodidad, el ruido, la suciedad y la inmigración ilegal? ¿Para fastidiar a los comerciantes que sí pagan sus impuestos?
No. Esto no es una ciudad. Es un zoco inmenso. Madrid ya tiene su Rastro de toda la vida, inmejorable, atracción de propios y extraños.
 ¿O se quiere convertir a Madrid en un inmenso bar al aire libre? Bueno es que haya terrazas y mesas, pero en la debida proporción. En Madrid hay sitio para todos, pero prohibir los automóviles para que  lo ocupen los manteros y las terrazas, muchas veces vacías, es un disparate.


 ¿Por qué no circular y aparcar en Cuchilleros, como se hizo toda la vida? Vale, que al lado está el aparcamiento de la Plaza Mayor, pero no tiene sentido ocupar la calle con bolardos y jardineras que no pegan en lugar tan castizo. Los coches vienen y van, pero los obstáculos se quedan.
 Poder pasear en coche por todas esas calles con tanto embrujo y encanto, poder parar, comprar y tomar algo, con tu coche al lado... Un privilegio que siempre tuvieron los madrileños y que les han quitado las sucesivas corporaciones marimandonas. Que te cobran un impuesto de circulación para que luego no puedas circular.
 Y con una alternativa de transporte público de calidad, claro que sí, para muchos otros que no quieren usar el coche o no lo tienen. Pero el metro, por ejemplo, debe contar con escaleras mecánicas y ascensores hasta pie de calle, cosa que ahora no ocurre y siempre quedan tramos de enojoso paso para minusválidos, sillas de rueda, carritos de bebé. Los políticos que sólo van en metro para hacerse la foto publicitaria lo ignoran, claro.
 Y un billete único para todo el día, sea en autobús o en metro. El que paga, ya pagó al cogerlo una vez. No tiene por qué volver a pagar cada vez que se baja y vuelve a subir, o cambia de línea de autobús. Dando facilidades, el ciudadano se organiza solo, sin que le tengan que prohibir tantas cosas.
 El Viejo Madrid, gozar de él, sumergirse en él, embriagarse de él, disfrutarlo y vivirlo sin cortapisas, sin prohibiciones, multas ni ocurrencias de los politicastros. Con el Movimiento Católico Español y con José Luis Corral como Alcalde sería posible.
Dar facilidades y no prohibiciones. Eso es saber gobernar, apostar por el bien común, con libertad, con apertura de miras. ¡VOTA MOVIMIENTO CATÓLICO ESPAÑOL!

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