viernes, 2 de noviembre de 2018

Honras fúnebres en Aravaca a 800 mártires, entre ellos Ramiro Ledesma Ramos y Ramiro de Maeztu


 La Hermandad de los Mártires de Arava ha celebrado honras fúnebres por los más de 800 caídos en Aravaca, víctimas de la persecución religiosa y política que los marxistas desataron con furor diabólico en 1936. Sólo se conocen los nombres de más de 300. Algunos ya han sido beatificados por la Iglesia, como estos dos seglares cuyos retratos se encontraban a ambos lados del altar en esta celebración. No hay que olvidar que fuera del cementerio yacen unos 200 milicianos republicanos fusilados por los mismos rojos al remolonear para ir al frente. Por esas fosas no se preocupan los de la sectaria Ley de Memoria Histórica. Al fondo, el cartel de la última Beatificación de los miembros de la familia Vicenciana.


 Primero se rezó un Vía Crucis por las 14 estaciones que jalonan los muros. En la foto, un momento ante el espacio dedicado a las Hijas de la Caridad ya beatificadas.
 La Santa Misa fue concelebrada por el Párroco de San Josemaría Escribá, a la que corresponde este lugar, con el Rector y Párroco de la Basílica de la Milagrosa, de los Paúles, y un Monseñor de la Nunciatura Apostólica. El Párroco recordó el ejemplo de los mártires, que nos anima a todos a vivir la santidad, cada día más unidos a Cristo. En la foto, un momento de la segunda lectura, hecha por José Luis Corral.
 Momento de la Consagración.
Varios cientos de personas acudieron en este día tan señalado al Camposanto de los Mártires. Gente de todas las edades, desde ancianos a bebés.
Tras la Santa Misa se celebró una Junta de la Hermandad de los Mártires de Aravaca. Y después tuvo lugar un acto de La Falange para honrar a Ramiro Ledesma Ramos y a todos los Caídos del lugar. Comenzó con una ofrenda floral sobre el altar antiguo y al pie de la cruz.
 Después, la Oración a los Caídos, de Rafael Sánchez Mazas, recitada por un camarada falangista.
 Numerosos patriotas siguieron con atención el acto, interrumpiendo a los oradores con aplausos.


 A continuación tomó la palabra el Jefe de las Juventudes Falangistas, Fernando Maqueda, con un discurso directo y contundente, asegurando que la Falange es un modo de ser, una doctrina y un estilo que no dependen de la configuración del Estado en cada momento, pero que convoca a los falangistas para servir a Dios, España y la Justicia. En un mundo que se vuelve loco, donde se pretenden que los hombres sean mujeres y al revés, donde la Iglesia parece entregada a sus enemigos, la Falange sigue en su sitio, orgullosa de transmitir los ideales de generación en generación, como prueba el que aquí haya también muchos jóvenes.
Los falangistas sabremos estar en nuestro puesto, aunque ese puesto sea la cárcel o el cementerio.
Por último, habló Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange, que criticó también la política de las jerarquías de la Iglesia, porque la Iglesia somos todos nosotros, el conjunto de los creyentes. Calificó de nefastos al actual Papa y al actual Arzobispo de Madrid.
La Falange tiene muchos muertos y es su derecho y su deber honrarlos como se merecen, sin desmerecer a la totalidad de los caídos, a los que también honramos.
Andrino aseguró que los falangistas no permanecerán impasibles ante los constantes ataques a la unidad de la Patria, a nuestros más sagrados símbolos y a nuestros Caídos. Nosotros no haremos la guerra a los muertos, sino a los vivos, sean cuales sean las consecuencias.
 El Cara al Sol, impetuoso y bravo, poético y marcial, bajo un sol espléndido de Todos los Santos, bajo el azul velazqueño del cielo de Madrid, puso un glorioso punto final al Homenaje a los Caídos.

Como despedida, una foto de familia, de hermandad y camaradería, una foto para la Historia.
 Entre los asistentes, Ramón Serrano-Súñer, hijo del célebre Ministro de Asuntos Exteriores y de Gobernación, alma jurídica del Régimen del 18 de Julio en sus inicios, con dos hermanos asesinados en este lugar, donde erigió un panteón familiar en el que también está enterrado él, contiguo al Camposanto de los Mártires. En la imagen, delante de ese panteón, hablando con José Luis Corral.
 José Luis Corral, Ramón Serrano-Súñer y Carlos Pérez de Tudela, ante el Altar del Camposanto.
Y los calendarios de MCE-AJE triunfando, como siempre, sobre todo entre los jóvenes.
Mientras, la lápida del Caudillo en el Valle de los Caídos aparecía repleta de flores y limpia después de que un loco que pretendía hacerse publicidad la pintara el día anterior.

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