Siguiendo con la campaña electoral, el Movimiento Católico Español instaló una mesita de propaganda en Aluche, junto al centro comercial Carrefour, zona de mucho paso. Animada por música española, la propaganda se repartió selectivamente a la gente que mostraba un mínimo interés. La mayoría nos veía con indiferencia.
Junto a nosotros se instaló un puesto de Falange Digital, que también atrajo la atención de algunos viandantes.
Estos puestos permiten un contacto personal y directo con todo tipo de gente, mayores y jóvenes.
La presencia de una bandera de España con el águila y otra de Falange pareció molestar mucho a algunos extremistas de izquierda, que insultaron, gritaron y protestaron. Como es natural, salimos en defensa de nuestros camaradas, aunque la cosa no llegó a mayores, a pesar de la fuerte tensión que se creó.
Al final tuvo que llegar la Policía, lo que puso fin a las provocaciones izquierdistas, que no quieren entender que la ley es igual para todos y que nosotros también tenemos derecho a manifestarnos y repartir nuestra propaganda. Se escandalizaban de que estuviéramos en un barrio obrero, como si nosotros fuéramos aristócratas de alta cuna o directivos de las empresas del Íbex.
Después del puesto estuvimos comiendo en el bar Oliva, del Chino Franquista, que nos trató con la amabilidad exquisita a la que nos tiene acostumbrados.
Por la tarde, a los Toros en Las Ventas. El ambiente taurino es muy patriótico. Nuevo reparto de propaganda, con más aceptación de los jóvenes.
La plaza llena y una faena excepcional. Torearon Ginés Marín, que se llevó una oreja en su primero, Luis David Adame que mereció otra también en su primero. Pero lo más extraordinario sucedió casi al final, cuando la plaza llena ya se aburría, hablaba, se distraía. Cogió la muleta el debutante Pablo Aguado, empezó a torear y la plaza entera calló con un silencio sepulcral. No se oía ni el vuelo de una mosca. La gente contenía el aliento, no quedaban fuerzas ni para los olés, que salieron como el rugido de un volcán al compás de los pases, ajustados, cercanos, variados, en una suerte de movimientos que hacía mucho que no se veía en el coso taurino más importante del mundo. Y estalló una ovación como pocas, las palmas echaban humo. Luego, falló la espada, pero la faena quedará en la retina de los aficionados.
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