viernes, 20 de enero de 2017

Comunicado del Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española sobre la sentencia de "Blanquerna"



Comunicado del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española.

Cuando un minuto de patriotismo cuesta de 2 a 4 años de cárcel para cada patriota.

El Tribunal Supremo ha dictado una sentencia contra los patriotas que manifestaron su rechazo a la sedición de Cataluña en la librería “Blanquerna” de Madrid, con penas que suponen la cárcel para todos ellos, desde más de 2 a 4 años, según los casos.
El Tribunal Supremo, siguiendo los pareceres de la Fiscalía y de la Acusación Particular de la Generalidad de Cataluña, condena a una élite del patriotismo español, en una sentencia punitiva sin precedentes, durísima y discriminatoria, que tiene más de escarmiento, venganza y amenaza que de justicia.
Porque esos patriotas, miembros de organizaciones políticas legales que tienen su justificación en la conformación de la opinión pública, según el ordenamiento jurídico actual, no hicieron sino una manifestación espontánea en un lugar público de libre acceso, antes de un acto que no se interrumpió, puesto que no había comenzado, y que se celebró, para el que no se requería invitación.
Así pues, su entrada fue legal y su comportamiento igual. No agredieron a nadie, ni insultaron a nadie, ni vejaron a nadie, ni profirieron frases soeces o injuriosas. Su presencia duró un minuto y se retiraron voluntariamente, exhibiendo banderas de España y de sus organizaciones legales. Se limitaron a corear: “No nos engañan, Cataluña es España” y “Catalanidad es Hispanidad”.
La rotura de una puerta de cristal fue accidental y no puede imputarse a todos a la vez. Como el golpe a un reportero al colisionar su cámara con uno de los manifestantes.
Malamente se pueden interpretar que los comportamientos de los imputados sean un delito de odio ni discriminación ideológica. Más bien pudiera pensarse que los demonios del odio se sientan más cómodamente en los asientos de acusadores y juzgadores que en los de los acusados tan duramente condenados.
La discriminación no proviene de la manifestación de los propios ideales patrióticos; viene de la comparación y el trato con otras manifestaciones, escraches y piquetes donde sí se ha impedido que se pronuncien conferencias, donde se ha impedido el acceso al puesto de trabajo, donde se ha impedido entrar a las instituciones a los cargos públicos, donde se han debido suspender actos, donde las palabras soeces y groseras, el comportamiento impúdico e indecente, la amenaza, el odio y la rabia se han hecho muy patentes. Pero que al ser protagonizadas por gente de otra ideología, han resultado absueltos o indultados. Actos impunes de una guerrilla urbana en sintonía con el terrorismo ultraizquierdista.
Como dijeron en una rueda de prensa los dirigentes de “La España en Marcha”, coalición a la que pertenecían los manifestantes, celebrada pocos días después en un hotel madrileño:
“Cuando se producen tantos actos verdaderamente violentos, escraches, asaltos a bancos, edificios y domicilios, capillas universitarias, enfrentamiento con las fuerzas del orden público, roturas de escaparates, quemas de coches y contenedores, sin que los culpables sean castigados, sin que sus nombres aparezcan, es a los patriotas a quienes se trata con escarnio, publicando sus nombres y apellidos, sus trabajos, sus relaciones familiares y todo cuanto pueda perjudicarlos para intimidarlos.”
Es decir, que aquella discriminación y persecución a las personas ya se produjo desde el primer momento, en las actuaciones policiales y en los medios de comunicación, mucho antes de que comenzara su labor la Justicia.

Por cierto, en aquella comparecencia ante los medios de comunicación, los líderes de “La España en Marcha” colocaron en lugar de honor la Bandera de España y una cuatribarrada de la que se ha apropiado indebidamente el catalanismo, bandera contra la que no hay ningún rechazo por parte de los patriotas, que se tiene como propia y que integra el escudo nacional.
El argumento pueril del Tribunal y de las acusaciones de que se trataba de un acto regional similar al de otras Comunidades Autónomas se desmiente fácilmente si se considera lo que sucedía en aquellos días.
El mismo Jordi Casas, Delegado de la Generalidad en Madrid hasta que dimitió en julio de 2013, hubo de dimitir alarmado por lo que se venía gestando, diciendo que los dirigentes políticos de la Generalitat “se han metido en un lío político” y han cometido “un error mayúsculo”. El mismo señor Delegado decía también: “Llama la atención que de seis tertulianos designados en TV3, ninguno se atreva a defender la españolidad de Cataluña”. También manifestó que “los líderes políticos catalanes carecen de fuste y se someten a los grupos independentistas que se manifiestan en la calle y organizan conciertos, al tiempo que ejecutan de un modo implacable las políticas más antisociales hasta ahora conocidas contra las capas más humildes de la población”, motivo por el cual renunció a su cargo y se retiró de la política, en gesto bien poco frecuente que le honra.
Lo que sucedía en aquel 11 de Septiembre de 2013 era que las instituciones políticas de la Generalidad y los partidos que conformaban su Gobierno, habían iniciado el llamado “Procés”, por el cual pretendían la Independencia de Cataluña, convirtiendo tal día en su Fiesta Nacional, llamada Diada, otra falsificación histórica que nada tiene que ver con lo que vivió aquella región en 1714.
El 11 de Septiembre de 2013 se conmemoró como otros años, con las ofrendas ante la estatua de Rafael de Casanova y repetidas muestras de rechazo y odio a España, así como de afirmación de su afán de secesión de la nación española y de proclamar su Independencia. Acto gravísimo y monstruoso, delito de lesa patria y alta traición que nadie perseguía ni afrentaba.
Además, ese día se convocó y realizó una multitudinaria manifestación independentista, en la que participaron cientos de miles de personas, desde la frontera de Francia hasta el límite sur de Cataluña, alentada y organizada desde la misma Generalidad.
En ese ambiente de desafío a España y su Unidad, la Delegación de la misma Generalidad en Madrid celebra una fiesta que se presenta con todas las características de una recepción de una Embajada en territorio extranjero. La Embajada de un país que se proclama independiente. Y que invita a otros “embajadores”, como el independentista vasco Iñaki Anasagasti.
Y es en esas circunstancias cuando se presentan allí los patriotas españoles, que responden virilmente con un gesto de amor a España y a Cataluña, a su unidad irrenunciable  e indisoluble. Hacen lo que debían hacer millones de españoles como un solo hombre.
Por eso son condenados a la cárcel. Dañando irremediablemente sus trabajos, sus familias y sus vidas. Por un Tribunal Supremo implacable, que perjudica así a la Patria y ampara el secesionismo.
Por eso nos manifestaremos el próximo sábado 28 de Enero a las 11,30 h. desde la Puerta del Sol de Madrid, donde el pueblo madrileño pereció heroicamente, víctima del invasor francés, liberal y demócrata como el Tribunal Supremo, las Cortes y el Gobierno.
José Luis Corral
Jefe Nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española.




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